Drama romántico del director catalán Jesús Garay, bien intencionado y con dos interesantes nuevos rostros en los papeles principales, pero que no logra coger el tono en ningún momento. Con una factura muy de tele-movie y un guión poco elaborado, basa su principal atractivo en unas imágenes pretendídamente oníricas y algo etéreas que intentan simbolizar los sueños de la chica protagonista. El problema es que todo el conjunto parece contagiarse de tanto lirismo y el resultado final queda tan vacío como el despertar de un dulce sueño.

Entre unas escenas innecesáriamente alargadas y otras diréctamente prescindibles, que parecen haber sido incluídas con el fin de llegar al menos a la hora y media de metraje, va transcurriendo la película sin que en ningún momento se observe que aporta nada nuevo que no se haya visto en films del mismo tipo. A excepción de las dos actrices principales, que no es que sean ningún prodigio, pero están muy bien escogidas para sus papeles, el resto del reparto se limita a cubrir el expediente con más pena que gloria, con unas actuaciones frías que no logran transmitir ninguna credibilidad.

Es de ese tipo de películas que parecen haber sido realizadas con un único objetivo. En este caso, el de poder mostrar el mayor número de minutos posible a dos chicas con la mayoría de edad recien estrenada desnudas. Tanto da que venga a cuento o no. La cuestión es que cada diez minutos aproximádamente se muestren sin ropa. Triste conclusión de un tipo de cine español que parece aún no ha superado la transición.