Como thriller psicológico y sobre el papel (o sea, en el mundo teórico) puede que “Necrofobia” funcionase bien. No obstante, como película de terror y convertida en imágenes, el resultado deja mucho que desear. El exceso de formalismo visual a modo de terror barroco con escenarios recargados y abuso de filtros, no ayuda nada al conjunto (todo parece torpemente falso). Para hacer terror hay que hacer terror, no parecer que haces terror. Es decir: tienes que dar miedo realmente o, como mínimo, generar una angustia necesaria que aquí no existe. “Necrofobia” es interesante en algunos momentos, pero el conjunto es aburrido, exagerado y lejos de lo que un espectador medio busca. Lo peor de todo es que uno se queda con la sensación de que podría haber sido una película mucho mejor en manos de un director con idiosincrasia (por poner un ejemplo, que le imprimiese un estilo del giallo italiano). “Necrofobia” tiene un exceso de pretensiones y una falta de personalidad que la hace imperfecta y solo apta para aficionados al terror sin demasiada exigencia.