Hubo un tiempo en que las películas se asentaban única y exclusivamente en los hombros de la estrella que la protagonizaba, lo que se dio en llama el “star system”. Daba igual si la película era buena o mala, los cines se llenaban para ver a Gary Cooper, Glen Ford o James Cagney. Ahora todo eso ha desaparecido, ahora las películas son productos con los que hay ganar dinero y la industria ha demostrado que es mejor fiarse de unos efectos especiales, incluso de un director, que de un actor. Y a pesar de ello aun hay películas que confían en que un actor las salvará de la mediocridad. “El fraude” es de ese tipo de películas. Y lo mas sorprendente es que lo consigue pues Richard Gere por él solo consigue elevar este capítulo de serie televisiva a los altares del cine (no del maravilloso séptimo arte pero si del buen cine). La película trata sobre los fraudes financieros a gran escala, una historia a la que últimamente estamos acostumbrados y que tampoco guarda mucho espacio para la sorpresa ni para el verdadero interés. Tiene todo para ser “una película mas” y acaba convirtiéndose en una de esas películas milagro que funciona más que bien. Lo tenía todo para haber sido una película de esas que ves y olvidas, pero no es así. La película es elegante, está rodada con la frialdad propia de la televisión y pese a ello funciona perfectamente, sobre todo por una interpretación portentosa del gris (no solo en el pelo) Richard Gere, un señor que acostumbra a tener solo un par o tres de registros pero que en esta película está realmente bien, más que eso, ofrece toda una lección de lo que significa amoldarse a un personaje (o viceversa). Y eso es lo más sorprendente de “El Fraude”, que cada plano donde aparece Gere se convierte en un buen plano e incluso en un plano para recordar. El “star system” ha vuelto. La película no pasará a la historia, Richard Gere tampoco pasará a la historia como el mejor intérprete (más bien todo lo contrario). Pero aquí, se ha obrado uno de esos extraños milagros entre actor y película. El resto es un episodio de cualquier serie de televisión. Muy agradable de ver, pero no hay mucho más. Recomendada a un público no demasiado exigente con ganas de ver un film no demasiado exigente que funciona sorprendentemente bien.

Lo mejor: Ese festival de interpretación otoñal que es Richard Gere.
Lo peor: Cierta tendencia al videoclip. La historia no es todo lo interesante que debiera. Mala elección de algunos actores que no están a la altura de Gere.