Los franceses, cuando se adentran en los terrenos de la comedia, tienen una mano especial para tratar según qué temas y llevarlos al campo de los espacios comunes que tan bien conocen, es ahí donde se mueve “El chef, la receta de la felicidad”, que juega sobre seguro en el convencimiento de unos actores solventes y un guión típicamente francés que va a lo seguro para ofrecernos una comedia amable y simpática que no decepciona (aunque tampoco sorprende). Es como la comedia italiana de los 80s o la comedia española de los 90s, nada puede salir mal pero todo suena a ya visto y, a pesar de eso, te hace feliz porque son historias fáciles de seguir, con gags dosificados con (moderado) ingenio y eso que tan bien saben hacer los franceses: rodar una película. El único detalle negativo es que a media película, coincidiendo con la ridiculización de la cocina molecular, el guión entra en una espiral de humor demasiado simple que desentona con el conjunto, después vuelve a retomar el elegante planteamiento inicial y deja al espectador con una media sonrisa en la boca de complacencia. No es “El chef, la receta de la felicidad” una maravillosa cena en “El Celler de Can Roca” pero tampoco es una cena en un McDonald’s. Y eso es más que suficiente para el que suscribe. Recomendable para los amantes de la cocina, de la comedia francesa y de ese monstruo de la gestualidad contenida que es Jean Reno.