Abraham (Miguel Ángel Solá) es un anciano que vive en Buenos Aires, enfermo y de relación en general distante con sus familiares, emprende una travesía intentando llegar a Lodz en Polonia, para esto viajará hasta Madrid y posteriormente tomará un tren hacia su destino, esto con la finalidad de buscar cumplir una vieja promesa varias décadas atrás.

El protagonista es un sobreviviente del holocausto judío, que tras lograr huir fue ayudado por Piotrek (Michal Sikorski), que lo estuvo cuidando hasta que el conflicto terminara. Abraham buscará a su amigo sin embargo nunca ha tenido contacto con él desde entonces, por este motivo parece una aventura descabellada. A lo largo de su aventura contactará con distintos personajes que aunque en un inicio se muestra reacio a estar con ellos, estos le ayudarán.

Abraham se muestra en un inicio como un viejo gruñón y tacaño, de carácter reacio pero con un trasfondo personal muy fuerte y que sin duda ha marcado su devenir como persona, este contexto del pasado del personaje se va mostrando conforme pasen los minutos y esto funciona para comprender el porque de su actuar.

Este es el largometraje más reconocido del realizador y guionista Pablo Solarz, que se encarga de ambos aspectos en esta obra que tiene un carácter conciliatorio, Abraham aprenderá en medio de su travesía que los rencores con sus familiares o con los alemanes en el presente no lo llevarán a ningún lado.