Película que se enfoca en tres protagonistas, Luiz (Acauã Sol) que trabaja en una farmacia de la cual roba fármacos para revenderlos, su novia Luara (Simone Iliescu) una chica que traba en un acuario, que vive cerca de un aeropuerto y es fan de la fotografía, y Luca (Pedro di Pietro)
que vive y cuida a su abuela y tiene una incipiente tienda de tatuajes.

A pesar de que las noticias mencionan de un enorme crecimiento en la economía brasileña y su prosperidad, los protagonistas viven en una continua desilusión, defraudados de sus existencias, sin sueños ni anhelos, simplemente fuman, toman, se drogan y cogen.

Es una vida indolente sin duda alguna, una vida sin prosperidad para un film que nos transmite ese pesimismo, pocos deseos de esperanza que se diluyen, quedará en los pensamientos de cada espectador analizar si esa apatía de los personajes por las pocas oportunidades es real o es simplemente por su comportamiento.

Cores es una joya, un enorme descubrimiento, realizado con una estética sumamente cuidadosa, con una fotografía en blanco y negro excepcional a cargo de Alziro Barbosa, cuenta con un soundtrack fabuloso por parte de Wilson Sukorski, con mucho rock, mucho electro y con sonidos atmosféricos.

El film empieza de forma perfecta, una introducción que nos mete de lleno en la situación de los tres personajes, que con el transcurso del metraje se van puliendo más y vamos conociendo más a fondo la vida de este trío.

Su desarrollo es pausado, pero muy interesante, ver cómo se van desenvolviendo los personajes en cuanto a varias situaciones, para llegar a un cierre épico cuasi apocalíptico entorno a una tormenta que cierra el ciclo de pesimismo en el que nos hemos abordado.

Atentos al guión, escrito por el mismo director en conjunto con Gabriel Campos, que nos regala un sinfín de frases realmente entrañables. Una película formidable.