Bruce Chatwin fue un escritor y aventurero británico que falleció en 1989 con apenas 48 años, su legado lo componen los escritos publicados donde relata parte de los viajes que realizó, produciendo -además- libros de ficción, que se veían influenciados por la perspectiva que únicamente una persona que viaja y que se interesa por la cultura de las localidades que visita puede tener.

Chatwin estuvo interesado en la cuestión cultural de los pueblos primitivos e indígenas, vivió trasladándose de un lado a otro como un nómada, como una persona de mundo interesada en esos “mundos” arcaicos muy ligados con su entorno. Durante uno de estos viajes, específicamente en Australia, conoció a Werner Herzog, que preparaba el que sería su filme Donde sueñan las verdes hormigas(1984), fue un completo flechazo, cada uno en su campo, eran almas gemelas.

Basta con pensar en la filmografía de este director para identificar su condición de “nómada”, recorriendo todos los continentes, filmando historias y personajes increíbles, explorando la sentida relación de cada uno con su entorno, Herzog es un cineasta de mundo. Sí se ahonda en su biografía y sus libros esta idea no hace más que reforzarse, para él caminar tiene un significado mucho más relevante que el simple hecho de trasladarse de un lado a otro.

Este documental sirve como un homenaje a su amigo, a poco más de treinta años de su muerte su recuerdo aun está latente. Herzog sigue los pasos de Chatwin, concurriendo en lugares donde él estuvo realizando sus labores, entrevistando allegados e intentando encontrar el origen de algunos de sus libros, de los cuales también se recitan algunos pasajes para adentrarse aún más a su pensamiento.

De esta forma el realizador bávaro se traslada por varios puntos del mundo recordándolo, entre encuentros y anécdotas se va construyendo la obra donde Herzog pasa a ser por completo un coprotagonista, su rol va más allá de un simple entrevistador donde no puede evitar involucrarse debido a su cercanía y recuerdo, al punto de llegar -casi- a las lágrimas en un par de secuencias, Herzog se muestra tan sentimental como nunca en pantalla.

El director se sirve de esto para recordar algunos de sus largometrajes: Signos de vida (1968) su primer largo de ficción que tiene una escena que impactó mucho a Chatwin, Los pastores al sol (1989) película que le mostró justo antes de fallecer, Cobra Verde (1987) su última colaboración con Klaus Kinski basada en un libro de su amigo o Cerro Torre/Grito de piedra (1991) filmada bajo condiciones extremas donde lo homenajea con uno de los personajes que siempre carga la mochila que le heredó.

La valía de este largometraje/homenaje es más que evidente, el director se acerca a otro personaje más de la larga lista de nombres interesantes que componen su filmografía, sean ficción o documental, exponiéndolo en el entorno donde se movilizaba, dando a conocer su trabajo a generaciones que -quizá- no lo ubican o bien, tras el inexorable paso del tiempo lo han olvidado.