La película se ambienta a inicios del XX, en los albores, entre otras cosas, del cinematógrafo, invento que revolucionó la industria del entretenimiento. Se centra en varios personajes, entre ellos un par de familias burguesas acomodadas económicamente y unos tipos que se dedican a tomar fotografías (posteriormente filmaciones) de mujeres desnudas siendo azotadas por otra, en una idea porno-masoquista con muchos interesados.

Estos individuos logran entrometerse cada vez más profundo en estas familias, en un argumento donde pareciera que el mal avanza y avanza sin retorno, sin forma de ser detenido, tomando un aire pesimista que es confirmado hasta el cierre de la propuesta. La situación de las mujeres y los chicos siameses que sufren las vejaciones por parte de Yohan (Sergey Makovetskiy) y Victor Ivanovich (Viktor Sukhorukov) parecen interminables, parece que la suerte está decidida en contra de ellos.

Pro urodov i lyudey es un largometraje ruso filmado de forma bastante particular, Balabanov utiliza en varios momentos recursos del cine mudo en su propuesta, el más evidente los intertítulos para guiar al espectador. La película es en blanco y negro al principio, donde se explora el pasado reciente de los protagonistas, lo que sirve para presentarlos. Posteriormente pasa a tonos sepia que cubre el grueso del metraje, sin duda una gran labor de fotografía de parte de Sergei Astakhov. La ambientación de la época está muy bien conseguida, tanto en escenarios, como en vestuario, muy detallista.

Aleksey Balabanov fue un realizador ruso que falleciera prematuramente a la edad de 54 años, un tipo que se mantenía bastante activo y que contaba con gran éxito tanto dentro de su país como en el extranjero, especialmente con otros filmes sobre crimen. Fue autor del guion de casi todas sus películas, la presente no es la excepción. Una obra rebosante de imaginación, con una historia interesante sobre la podredumbre de la sociedad, donde los monstruos son los que parecen hombres y los hombres los que parecen “monstruos”.