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España España · barcelona
Voto de racsovito:
10
Drama En la Roma de la posguerra, Antonio, un obrero en paro, consigue un sencillo trabajo pegando carteles a condición de que posea una bicicleta. De ese modo, a duras penas consigue comprarse una, pero en su primer día de trabajo se la roban. Es así como comienza toda la aventura de Antonio junto con su hijo Bruno por recuperar su bicicleta mientras su esposa María espera en casa junto con su otro hijo. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2009
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ladri di bicicleti" es un milagro cinematográfico rodado en 1948 por Vittorio de Sica en escenarios reales de la Roma de post-guerra y constituye una de las obras cumbre del neorrealismo italiano.

En ella descansan planos y secuencias inolvidables: El niño que camina junto al padre, uno alto y desgarbado, el otro pequeño, de entrañable gracejo al caminar y verbo al mirar. La terrorífica escena de las sábanas apiladas en la casa de empeños como un eterno caudal de pena que pende sin llorar. El niño sentado a lo alto de unas escaleras mientras el padre, aterrado, teme por su vida. La sublime escena del restaurante, triste y bella, cruda y real: el pedante niño rico relamiéndose ante Bruno, nuestro niño pobre. (Conozco el caso de una persona que tras ver la escena juró no volver a pisar un restaurante... evidentemente no lo consiguió). La primera visita de Antonio a la vidente: deja la bici, sube las escaleras... suspense del bueno resuelto con maestría. Y sin duda, el plano final, el pequeño milagro, que trataré más adelante.

La historia es sencilla pero de gran intensidad y revoluciona el plexo solar (red nerviosa que combina las fibras nerviosas del sistema nervioso simpático y parasimpático) de todo ser humano con sangre en las venas, sensible a las penas y a la injusticia. Es una obra honesta y humana que contrasta con la deshumanización de la Italia de post-guerra. De una deslumbrante fotografía que talla pobreza y una excelente música que añade tensión dramática “Ladri di bicicleti” es ante todo una verdad, una verdad imperecedera y universal.

A Antonio, un hombre casado y con hijos, le ofrecen un trabajo como "pegador" de carteles a condición de poseer una bicicleta. Desesperado recurre a su mujer y tras empeñar las sábanas reúne el dinero suficiente para comprar el velocípedo. En su primer día de trabajo le roban la bicicleta y a partir de ahí emprende una búsqueda, acompañado de su hijito Bruno, para encontrarla.

En esa inútil búsqueda padre e hijo encuentran otro tesoro: Su propia humanidad descubierta ante la mirada del otro. En ese viaje desesperado las relaciones entre ambos evolucionan, maduran, se transforman y estallan en el plano final (hijo agarrando la mano del padre) en un amalgama de sensaciones que desbordan esperanza y es entonces cuando brota la emoción en forma de lágrima en el espectador... un rayo de luz ante tantas sombras. Esa lágrima... la lágrima del ingenuo espectador es poesía humana, viva y descarnada. Vittorio de Sica, otrora humorista, consigue el milagro. Obra maestra.
racsovito
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