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Voto de Peter Gabriel 77:
7
Drama Un niño huye de su casa y encuentra el paraíso en el parque de Coney Island, tras ser engañado por su hermano mayor y sus amigos, quienes le hacen creer que ha cometido un crimen. Joey, este pequeño fugitivo de la ley encuentra, casi sin buscar, aventuras y una nueva forma de vida en el parque emblemático de la clase media norteamericana de los años 50. (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2010
26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo, llegué a esta película persiguiendo sombras y reflejos del viejo Cassavetes, quien, cuando empezó a ser reconocido y entrevistado, al ser preguntado por sus referentes, entre ellos y muy especialmente siempre mencionaba a Morris Engel y este pequeño fugitivo. Incluso Truffaut sentenció en su momento: "La Nouvelle Vague nunca se habría producido de no haber sido por el joven estadounidense Morris Engel, que nos mostró el camino hacia la producción independiente con su excelente película El pequeño fugitivo". Esta sentencia puede provocar cierto desasosiego, al menos a mí, a pesar del viejo Cassavetes y a pesar de los pesares. Y es que no deja de ser curioso los distintos objetivos que alcanzaron Cassavetes y los franceses partiendo de propuestas similares. Y bien, es fácil reconocerle a esta El Pequeño Fugitivo el carácter innovador y seminal y puede observarse su larga sombra sobre obras como Los Cuatrocientos Golpes, Shadows o El Globo Rojiblanco. Pero esas son obras más ambiciosas, y esta sin embargo es una película que rebosa sencillez por los cuatro costados; la historia de un niño que vaga durante un día por Coney Island pensando que ha matado a su hermano mayor y es perseguido por la justicia. Engel parte de esta premisa para ir pergeñando un entrañable relato del mundo infantil, minimalista y libre de artificios, con una inusitada facilidad para reflejar la fascinación inocente por el extraño mundo que le rodea, creando situaciones llenas de ternura. La antítesis de las estocadas que Rossellini con Alemania Año Cero o De Sica con El Limpiabotas, los verdaderos creadores de todo este invento, propinaron a la infancia unos años antes. Y esa es su mayor baza: el encanto y las buenas vibraciones que transmite, la sencillez de su propuesta. Y si esta caricia sirvió para que una patada en los riñones como Faces viera la luz quince años después, pues bendita caricia.
Peter Gabriel 77
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