Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Peter Gabriel 77:
7
Comedia. Drama "Ray Ruby's Paradise" es un bar cabaret situado en pleno Manhattan, en el que actúan go-gos; es una especie de fábrica de sueños cuyo propietario es el carismático empresario Ray Ruby (Dafoe). (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelta a las andadas del entrañable Ferrara tras la que andaba desde hace tiempo y que unos subtítulos recién horneados me permitieron por fin disfrutar ayer. Y digo subtítulos por no decir infratítulos; frases tergiversadas y arrebatos humorístico-literarios del buen samaritano amenizan la función sin descanso, pero a caballo regalado no todo van a ser pulgas, la verdad es que incluso se disfrutan. Pero al meollo, Ferrara, uno de los francotiradores más insobornables del cine americano sigue con su locura intacta y la diana tan difusa como viene siendo habitual en él desde hace ya bastante tiempo. Lejos quedan ya los buenos y breves tiempos de Teniente Calderón, la insuperable El Funeral o The Addiction, pero Ferrara sigue a la suya y es de agradecer. Aquí factura su obra más amable y entrañable, algo que casi podríamos llamar una comedia a la Ferrara, un artefacto de ritmo espídico, saturado de diálogos sin tregua, con un estilo que puede incluso recordar a Altman, en cierto modo, en la manera de colocar una cámara despreocupada en mitad de la tormenta e ir dejando pinceladas del mundo que pretende retratar, en este caso una noche en un nightclub con clase y estilo, esos dos grandes adjetivos, en las últimas, y regentado por Willem Dafoe, en un papel que trae a la memoria, salvando innumerables distancias, al eterno Cosmo Vitelli de The Killing Of A Chinese Democracy de Cassavetes. Sin olvidar a otro ilustre del negocio como el Koteas de Exotica. El Ray Ruby de Dafoe no resulta, ni mucho menos, un personaje tan memorable como aquellos, pero se hace querer. La noche va discurriendo, anárquica, mientras Ferrara deleita e hipnotiza al respetable con un desfile de curvas que, para qué engañarnos, también se hacen querer. Y es que ésta acaba por ser, con todas sus imperfecciones e irregularidades, una película que se hace querer. Ferrara se reconcilia finalmente con sus demonios y le guiña un ojo a a la vida, ofrece esperanza sin vender el culo, remienda sus desgarros y plancha un traje, el de Ray Ruby, que le sienta mejor de lo que cabría esperar. Aunque Ferrara, definitivamente, nunca volverá a ser El Rey De Nueva York, cualquier seguidor del neoyorkino sabe eso, y para ellos, sabedores de este pequeño drama, va dirigida esta sonrisa. El resto puede abstenerse y dedicar sus borracheras a otros delirios.
Peter Gabriel 77
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow