¿Siempre te has preguntado cómo es posible que Papá Noel visite todos los hogares del mundo en una sola noche con una precisión milimétrica? Fácil, porque tiene ayuda. Y me diréis que ya se sabe que tiene a mucha gente que le ayude, los elfos, y tal. Que están en su taller siendo explo... digo, trabajando felizmente, fabricando los juguetes. Y sí, así es, pero resulta que también hay un departamento de los elfos que se aseguran de que “El Rojo” llegue a cada casa rápido y sin fallos.

Este corto de Disney, en el que se nota la mano también de gente de Pixar, aunque no se anuncie efusivamente, no pretende ser más que otro especial navideño más del montón, pero tiene la excusa de que aborda algo no planteado anteriormente. Y es de agradecer, ya que muchas veces los especiales navideños se van de las manos en el sentido de que son copias de las copias, de las copias de cosas que ya hemos visto mil veces. Lo que pasa también es que lo hace de manera fresca y no aburrida.

La historia consiste en que, de todos los elfos, “El Rojazo” tiene a una sección que se le adelanta en cada casa, asegurándose de que la leche y las galletas estén en condiciones, de que no haya ningún peligro, de que todos los habitantes de la casa estén durmiendo, etc. Y más importante de todo, también se aseguran de que Santa pueda aterrizar con normalidad en los tejados de las casas, y entrar por la chimenea de manera segura. Lo que no te cuentan en ningún momento es cómo hacen esta última parte en bloques de viviendas sin chimenea, que es donde vive verdaderamente el grosso de la población del llamado “1er mundo”. Y ya, por supuesto, ni hablemos de los que no tienen hogar. Se supone que en este corto, Papá Noel es como un “mal artista”: es todo fachada, y no haría ni la mitad de lo que nadie hace si no es por sus empleados, los cuáles sacan realmente adelante casi todo el trabajo, dándoselo todo hecho al jefe. Y por supuesto, él se lleva todo el mérito y la fama. Gracias, Disney, por acordarte de la clase obrera y rendirle este intento de homenaje, aunque sea en Navidad.

En definitiva es un corto navideño más, como ya he dicho, que es fresco e ingenioso, y que sobre todo gustará a los más pequeños de la casa, ya que tampoco aburre, y que recomendaría ver sobre todo a aquellos empresarios que se dan tantos golpe en el pecho con que “crean riqueza” sólo por contratar a alguien. Ya sabéis, de esos que actúan como si les hicieran un favor a sus empleados y no al revés.