Los personajes tienen la misma personalidad y psicología que algunos compañerillos que tuve en la Secundaria El liberal (muy corto e infundado), el Intelectual (ni tanto, parecía hijo de ricos que leyó Pedro Páramo y libero su aura Intelectual), el Macho clásico (el personaje más insulso, irónicamente el más creíble).

Por el lado de las féminas: la promiscua, la racional y la pégame pero no me dejes, por consecuencia las actuaciones no demostraran ni puntos a favor o en contra a sus intérpretes pues no hay algo que pueda ser actuado (excluyo las escenas donde patalean y gritan cual niño de cinco años que no tiene sus golosinas, que son lo peor del metraje).

El ritmo es tan incongruente, que encontré ridículo que los personajes vistieran de blanco digo de buenas a primeras se armaron de blanco como bandera para aplicar su castidad (algo así como de la ley del hielo al sexo apuesto por ser tan comprensivo).

Las relaciones presentadas son incongruentes y recuerdan a las de películas más malas como “El segundo aire” o “Efectos Secundarios”. Los diálogos típicos de una telenovela, vacios y moralmente correctos (a pesar del uso de palabras como pene, vagina, orgasmo, culo, etc.).
El título es una buena campaña de Marketing (contraría a la de las salchichas que hay en el film).

Sexo: lo poco que hay, no transmite ninguna emoción.
Pudor: Se supone que Carlos (el intelectual) es pudoroso, risible afirmación para un personaje que en toda la película expone sus vacuas reflexiones e insulsos pensamientos.
Lágrimas: no hay lagrimas porque la película sea terriblemente mala, lo único que se zafa del circo de esta es Cecilia Suarez llorando, la única vidilla que se encontrara aquí.

Por cierto la canción homónima, no encaja nada y es mejor escucharla sin relacionarla al film.