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Voto de Laura:
10
7,5
60.389
Musical. Romance. Comedia. Drama
Mia (Emma Stone), una joven aspirante a actriz que trabaja como camarera mientras acude a castings, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima en sus carreras artísticas amenaza con separarlos. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy en día con los cientos de películas y series a los que tenemos acceso es muy difícil hacer una película que quede para la posteridad, pero La la land (Damien Chazelle, 2017) puede decirse que lo ha logrado. Como toda buena película, La la land tiene sus acérrimos defensores y sus más duros detractores, aunque nadie discute su capacidad para embelesar a espectadores de toda condición, durante sus dos horas de metraje.
Su trama es sencilla y real. Damien Chazelle nos cuenta los intentos de Mia, una aspirante a actriz, y Sebastian, un pianista de jazz, por hacerse un hueco en Los Ángeles y hacer sus sueños realidad. Deseos que les llevarán a conocerse y compartir una bonita relación, pero que también les depararán momentos duros. Aquí aparece uno de los temas principales de la película que es el de la búsqueda de los sueños. Tanto Mia como Sebastian basan sus vidas en los sueños que anhelan cumplir.
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Su trama es sencilla y real. Damien Chazelle nos cuenta los intentos de Mia, una aspirante a actriz, y Sebastian, un pianista de jazz, por hacerse un hueco en Los Ángeles y hacer sus sueños realidad. Deseos que les llevarán a conocerse y compartir una bonita relación, pero que también les depararán momentos duros. Aquí aparece uno de los temas principales de la película que es el de la búsqueda de los sueños. Tanto Mia como Sebastian basan sus vidas en los sueños que anhelan cumplir.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Mia lleva seis años alejada de su familia, intentando hacerse una actriz de éxito, mientras que Sebastian sueña con tener un local de jazz, pero no pasa de tocar unas canciones navideñas en un lujoso restaurante. Ambos están en Los Ángeles, sin duda la capital del cine y las artes, para llevar a cabo su "american dream", aunque el enamoramiento mutuo que experimentarán, hará que la búsqueda del éxito tenga que compartir plano con el disfrute de una vida personal plena. Por mucho que La la land sea un musical romántico y repleto de color, su giro final resulta bastante amargo. Mia y Sebastian deben elegir entre su relación o el cumplimiento de sus sueños y finalmente la vida acaba separándolos. Aunque por cosas del destino, ambos se reencontrarán y compartirán su canción mientras recuerdan lo que pudo ser y no fue. O quizás ambos recuerdan como sus vidas podrían haber cambiado si hubieran continuado juntos. Porque de haber seguido juntos, uno de ellos tendría que haber renunciado a sus sueños y eso podría haber generado resentimientos futuros. De esta forma, con sus vidas por separado, los dos han logrado sus sueños y además siempre podrán recordar esos momentos de felicidad absoluta que compartieron. Por algo en el último plano Sebatian hace el esfuerzo por regalarle una última sonrisa a Mia, para cerrar su historia de la mejor manera. Es cierto que Seb parece que no la ha olvidado, pero también es cierto que una historia así no se olvida fácilmente (por algo cuando se están despidiendo en el banco del Observatorio, los dos se dicen que siempre van a quererse) y no hay por qué olvidarla. La la land no pretende reflejar a unos personajes que han pasado página porque seguramente nunca lo harán. Simplemente apuesta por disfrutar del momento y ser fiel a tus convicciones.
Hay también que mencionar el factor del azar como un elemento de gran relevancia para la cinta. Ya desde la primera secuencia vemos como curiosamente Mia y Seb están en el mismo atasco. Después Mia entra como extasiada a escuchar al responsable de las notas que salen del piano y por último vuelven a coincidir en la fiesta de la piscina, en la que Mia le chincha con una estrambótica petición musical. No obstante el azar contribuye a que sus caminos se junten, pero también puede pensarse que tiene responsabilidad en el final de su relación. Más allá de que los dos están en momentos vitales de ebullición en los que su relación tiene difícil encaje, después de ver el magnífico epílogo uno se pregunta si habiendo hecho esto o lo otro, Mia y Seb hubieran podido continuar juntos. ¿Hubiera cambiado algo si en su primer encuentro Seb no hubiera pasado de Mia? Lamentablemente eso nunca puede saberse, ya que cualquier pieza que cambiamos de nuestra vida puede influir en nuestros destinos.
Finalmente para todo amante del cine, La la land es una película de visionado obligatorio por sus continuos homenajes y su perpetuo romanticismo. Es preciosa la secuencia en el cine, mientras intentan ver Rebelde sin causa y también es de una belleza absoluta toda la secuencia en el Observatorio, como hacían James Dean y Natalie Wood en la mítica película. Pero también es muy bonito el homenaje a Ingrid Bergman, con el mural que tiene Mia en su habitación o todos los números musicales que recuerdan inevitablemente a cintas como Cantando bajo la lluvia, West Side Story o Un americano en París. Junto a estos homenajes destaca el alegato romántico en favor del jazz. Un estilo musical que, como aparece en la película, no pasa por su mejor momento y que aquí disfruta de un bonito regalo en forma de homenaje y puesta a punto. Porque como todos los estilos musicales, el jazz debe respetar su tradición sin olvidar ser rompedor.
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Hay también que mencionar el factor del azar como un elemento de gran relevancia para la cinta. Ya desde la primera secuencia vemos como curiosamente Mia y Seb están en el mismo atasco. Después Mia entra como extasiada a escuchar al responsable de las notas que salen del piano y por último vuelven a coincidir en la fiesta de la piscina, en la que Mia le chincha con una estrambótica petición musical. No obstante el azar contribuye a que sus caminos se junten, pero también puede pensarse que tiene responsabilidad en el final de su relación. Más allá de que los dos están en momentos vitales de ebullición en los que su relación tiene difícil encaje, después de ver el magnífico epílogo uno se pregunta si habiendo hecho esto o lo otro, Mia y Seb hubieran podido continuar juntos. ¿Hubiera cambiado algo si en su primer encuentro Seb no hubiera pasado de Mia? Lamentablemente eso nunca puede saberse, ya que cualquier pieza que cambiamos de nuestra vida puede influir en nuestros destinos.
Finalmente para todo amante del cine, La la land es una película de visionado obligatorio por sus continuos homenajes y su perpetuo romanticismo. Es preciosa la secuencia en el cine, mientras intentan ver Rebelde sin causa y también es de una belleza absoluta toda la secuencia en el Observatorio, como hacían James Dean y Natalie Wood en la mítica película. Pero también es muy bonito el homenaje a Ingrid Bergman, con el mural que tiene Mia en su habitación o todos los números musicales que recuerdan inevitablemente a cintas como Cantando bajo la lluvia, West Side Story o Un americano en París. Junto a estos homenajes destaca el alegato romántico en favor del jazz. Un estilo musical que, como aparece en la película, no pasa por su mejor momento y que aquí disfruta de un bonito regalo en forma de homenaje y puesta a punto. Porque como todos los estilos musicales, el jazz debe respetar su tradición sin olvidar ser rompedor.
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