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España España · Madrid
Voto de Mirisah:
9
Drama Un solitario profesor de inglés con obesidad severa (Brendan Fraser) intenta reconectar con su hija adolescente en una última oportunidad de redención.
25 de febrero de 2023
168 de 190 usuarios han encontrado esta crítica útil
De ballenas va la cosa
Hacía tiempo que había perdido la ilusión por ir al cine porque ninguna de las últimas películas que había visto me dejaban con el corazón en la garganta ni tampoco se me ocurría un adjetivo para ellas que fuera más allá de un simple “correcta”, hasta ayer.

No sé ni por dónde empezar…

Con un papel que parece diseñado totalmente para él, debido a los múltiples intentos de Hollywood de marginarle, Brendan Fraser se mete en la piel (nunca mejor dicho) de un hombre con obesidad mórbida cuya presión arterial duplica la establecida para un hombre de su edad, marginado por su hija y su mujer, tras tomar la decisión de separarse de esta, y vivir una frenética historia de amor con otro hombre, y cuyo único deseo es que su hija le perdone por todas estas decisiones pasadas antes de que sea demasiado tarde.

La actuación que nos regala Fraser, no solamente es una actuación de Óscar, sino también una de esas que no caerá jamás en el olvido y pasará sin lugar a dudas a la historia de cine, porque con una sola mirada consigue sacudirnos como si fuéramos muñecos de trapo. Un total acierto, tanto por parte de Fraser como de Aronofsky, no caer en la tentación de emplear discursos sobrecargados sobre la marginación y la gordofobia y decantarse por explicar los sentimientos del personaje a través de pequeños gestos. Creo que es imposible no enamorarse del personaje de Brendan, sufrir con él, reírnos con él y llegar a sentirle tan cercano que sea imposible percibirle como un personaje y no como una persona.

Me gustaría hacer hincapié también en la historia personal de Brendan, y es que, después de tener que lidiar con la separación de su mujer y con la muerte de sus padres, se sumió en una profunda depresión que le hizo coger algunos kilos, y que hizo que Hollywood le diera la espalda puesto que nadie quería en sus películas a un actor que estuviera atravesando una situación tan dura y que había cogido unos kilitos de más. ¿No os suena de algo? En “The Whale”, Charlie, su personaje, comienza a comer compulsivamente tras el repentino fallecimiento de su pareja, que hace que se suma en una depresión bestial y que su familia (que bien podría ser una metáfora de Hollywood) le margine.

Las actuaciones de los demás actores son absolutamente magistrales, pero lo de Brendan va más allá, y es que nos ha regalado una de las mejores actuaciones de toda la historia del cine.

Una vez dicho todo esto y tras haber puesto a Brendan en el lugar en el que se merece, vamos con un análisis del resto de la película, que no se queda atrás:

Creo que tengo que comenzar hablando de los personajes, y es que, no sobra ninguno de ellos: la mejor amiga de Charlie, que nos transmitirá constantemente esa sensación de que está a punto de perder a una de las personas que más quiere de su vida; su hija, que detesta a Charlie y en todas las escenas tratará de incomodarle y hacerle sentir mal por su pasado, el misionero, cuyo personaje supone una reflexión interesantísima con respecto a la religión en el marco de una persona que está a punto de morirse, la madre, a la que en un principio odiaremos hasta que conocemos sus motivaciones y sentimientos, y uno de los personajes más interesantes sin lugar a dudas, que es el chico que reparte comida a domicilio, que supone una reflexión súper interesante sobre los prejuicios y las apariencias. Aunque el mejor personaje, por supuesto Charlie, un personaje impredecible con un fondo muy estudiado que pese a estarse muriendo mantiene una actitud optimista frente a la vida por muchos palos que le haya dado esta.

En la película también está presente la dicotomía entre el bien y el mal, la figura de Dios y la del diablo, y de cómo las apariencias engañan, y lo aparentemente bueno resulta no serlo tanto y lo malo resulta ser lo bueno.

Y por supuesto; no podía terminar la crítica sin alabar a los maquilladores y caracterizadores que tardaron horas en convertir a Fraser en Charlie y cuyo trabajo merece un premio, al equipo de escenógrafos y su acertada decisión de hacer transcurrir la película en el marco del oscuro salón de Charlie y a los cámaras y montadores, porque la fotografía y las escenas son de lo más transgresor y conmovedor que he visto en mi vida.

Continúo en los spoilers
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mirisah
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