Tenía expectación por comprobar el resultado de la primera película cubana sobre zombis. Tengo que confesar que siento una profunda admiración por el arte y la cultura de la isla caribeña más famosa, y esta obra no me defraudó.

En el aspecto técnico cumple (salvo con el sonido, el cuál es un poco deficiente, en especial en las conversaciones), y el guión sorprende con tres o cuatro gags muy divertidos, y una visión irónica del conflicto entre Cuba y Estados Unidos que queda muy simpaticona junto a alguna puya al gobierno castrista y al bloqueo imperialista. Nada mejor que el humor como arma de crítica. Esto también demuestra que la censura en Cuba no es tan atroz como se vende en los medios de las multinacionales.

En cuanto a las interpretaciones, bastante variedad, los dos protagonistas muy bien en el papel (aunque a veces se agradece una mejor vocalización), los otros un poco menos (mención aparte para el personaje del travesti, descomunal), y mucho zombi descuartizado, lo cuál sin duda agradecerán los seguidores del gore.

En definitiva, película muy recomendable, y por último decir que con productos así de frescos: ¡Larga vida al cine cubano!