Es una película con más de veinte años ya, y el sabor es adulcorado. De todas formas, lo que allí ocurre es perfectamente trasladable al día de hoy (año 2008), y a la realidad de los argentinos. En ese sentido, en nuestro querido país las cosas (economía-política) nunca cambian. Uno puede ver una película de hace veinte ó treinta años, y parece que fuera estrenada hoy.

Se muestran las cuatro posibilidades: el argentino que se tuvo que ir y se muere por volver, el que se fué y no quiere volver por nada del mundo, el que vive en Argentina y se quiere ir, y el que vive en Argentina y no se iría jamás.

Me gustó la actuación de Patricio Contreras y la de Brandoni. Una película buena, para mirarnos, para tratar de entendernos.