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Voto de toonitz:
3
7,5
60.234
Musical. Romance. Comedia. Drama
Mia (Emma Stone), una joven aspirante a actriz que trabaja como camarera mientras acude a castings, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima en sus carreras artísticas amenaza con separarlos. (FILMAFFINITY)
23 de enero de 2017
150 de 219 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un sinsentido continuo, empezando por el título: 'La ciudad de las estrellas'. ¿Vamos a ver un homenaje a la ciudad de Los Ángeles? ¿Acaso la ciudad tiene un protagonismo específico en la película? No, nada de eso. Se trata de una historia de amor que sucede en ella, pero la mayoría de las escenas de peso de la trama se desarrollan en interiores. También pretende ser un homenaje a los musicales clásicos, pero se queda en una copia barata de ellos. De hecho, la película mejora cuando se dedican sólo a hablar. A destacar, la actuación de Emma Stone, que salva la película del desastre. El resto es un disparate.
Dicho título en inglés 'LA LA Land', la portada, el trailer… todo sugiere que veremos un musical. Nos la venden como tal. La primera escena consiste en una multitudinaria coreografía, rodada en plano secuencia, de gente que parece encantada de encontrarse atascada en la autovía. Todos cantan, bailan y visten casualmente prendas básicas de todos los colores del arcoiris. Mucho ruido y pocas nueces, ya que en dicho número musical no aparecen los protagonistas ni los secundarios ni tampoco aporta mucho al argumento. Lo que prometía ser un peliculón elegante y bien realizado se revela, repentinamente, como una chapuza mal ejecutada y tremendamente vacía. En ese momento nos invade el tufo a despropósito.
Seguidamente se suceden un par más de canciones olvidables cantadas por Emma Stone y Ryan Gosling… y ya después no volvemos a verles cantar hasta prácticamente el final. En total unas 5 canciones, incluido un tema interpretado por ella sobre su tía de París que nada aporta a la trama y también una canción que es parte de un concierto, cantada por John Legend. Todo se antoja preparado, impostado, artificioso, aleatorio. Tampoco la estructura de la película tiene mucho sentido, dividida en capítulos según las estaciones del año. Algo completamente innecesario dada la simpleza de la trama, ya que saber en qué época del año suceden las cosas tampoco aporta más información… Además resulta curioso que a veces en primavera se ven luces de Navidad.
Damien Chazelle se encarga de que en toda la película aparezcan numerosas referencias al cine clásico y la música del siglo XX: Thelonius Monk, Louis Armstrong, George Michael, Grace Kelly, Marilyn Monroe, Charles Chaplin, Jacques Demy, Hitchcock, Casablanca… Incluso se llegan a rodar tomas en los escenarios de la sobrevaloradísima 'Rebelde sin causa', mediocre película a la que parece querer homenajear y otro caso de absurdo cinematográfico. Es como si el director nos quisiera demostrar que es un culto cinéfilo y amante de la música. Todas las referencias aparecen siempre de forma muy explícita, o bien nombradas por los personajes o bien en fotos o murales en las paredes.
Alguien debería decirle a Chazelle que incluir referentes de la música y el cine cultos y de calidad no hace que tu película sea, automáticamente, una obra maestra. Mucho menos si tus recursos visuales son tan limitados. Parece que al director no se le ocurren otras formas de rodar un número musical que no sea encendiendo un foco que ilumina a quien canta o a quien va dirigida la canción y apagando las luces del resto de la escena. Esto lo repite una y otra vez. En exteriores abusa de los planos abiertos en miradores y de atardeceres. Es el cine al servicio del formalismo, del cartel, del marketing... Por otro lado, el empalagoso e impropio tema principal de la banda sonora que al principio deleita pero luego se reitera hasta la saciedad, provocando que le termines cogiendo una manía similar a la que le tienes a la alarma del móvil.
En cuanto al guión y los personajes, la mayoría de los diálogos son ingenuos e infantiles. Así como el "amor" que viven los protagonistas, con rozamiento furtivo de manos en el cine y todo. Apenas se besan castamente un par de veces los tortolitos. ¿Qué edad tienen? ¿doce años? De los secundarios ni hablo porque salen 2 segundos en pantalla y sólo para justificar los escasos y miserables números musicales. La historia está más que vista, todos los golpes dramáticos ya están más que explotadísimos, los personajes y sus frases son meros clichés. El director abre muchos frentes pero no cierra ninguno: el cine, la música, la nostalgia, el progreso, la frustración personal, el idealismo, los sueños, el romanticismo, el sentido del deber, los dilemas vitales…
Dicho título en inglés 'LA LA Land', la portada, el trailer… todo sugiere que veremos un musical. Nos la venden como tal. La primera escena consiste en una multitudinaria coreografía, rodada en plano secuencia, de gente que parece encantada de encontrarse atascada en la autovía. Todos cantan, bailan y visten casualmente prendas básicas de todos los colores del arcoiris. Mucho ruido y pocas nueces, ya que en dicho número musical no aparecen los protagonistas ni los secundarios ni tampoco aporta mucho al argumento. Lo que prometía ser un peliculón elegante y bien realizado se revela, repentinamente, como una chapuza mal ejecutada y tremendamente vacía. En ese momento nos invade el tufo a despropósito.
Seguidamente se suceden un par más de canciones olvidables cantadas por Emma Stone y Ryan Gosling… y ya después no volvemos a verles cantar hasta prácticamente el final. En total unas 5 canciones, incluido un tema interpretado por ella sobre su tía de París que nada aporta a la trama y también una canción que es parte de un concierto, cantada por John Legend. Todo se antoja preparado, impostado, artificioso, aleatorio. Tampoco la estructura de la película tiene mucho sentido, dividida en capítulos según las estaciones del año. Algo completamente innecesario dada la simpleza de la trama, ya que saber en qué época del año suceden las cosas tampoco aporta más información… Además resulta curioso que a veces en primavera se ven luces de Navidad.
Damien Chazelle se encarga de que en toda la película aparezcan numerosas referencias al cine clásico y la música del siglo XX: Thelonius Monk, Louis Armstrong, George Michael, Grace Kelly, Marilyn Monroe, Charles Chaplin, Jacques Demy, Hitchcock, Casablanca… Incluso se llegan a rodar tomas en los escenarios de la sobrevaloradísima 'Rebelde sin causa', mediocre película a la que parece querer homenajear y otro caso de absurdo cinematográfico. Es como si el director nos quisiera demostrar que es un culto cinéfilo y amante de la música. Todas las referencias aparecen siempre de forma muy explícita, o bien nombradas por los personajes o bien en fotos o murales en las paredes.
Alguien debería decirle a Chazelle que incluir referentes de la música y el cine cultos y de calidad no hace que tu película sea, automáticamente, una obra maestra. Mucho menos si tus recursos visuales son tan limitados. Parece que al director no se le ocurren otras formas de rodar un número musical que no sea encendiendo un foco que ilumina a quien canta o a quien va dirigida la canción y apagando las luces del resto de la escena. Esto lo repite una y otra vez. En exteriores abusa de los planos abiertos en miradores y de atardeceres. Es el cine al servicio del formalismo, del cartel, del marketing... Por otro lado, el empalagoso e impropio tema principal de la banda sonora que al principio deleita pero luego se reitera hasta la saciedad, provocando que le termines cogiendo una manía similar a la que le tienes a la alarma del móvil.
En cuanto al guión y los personajes, la mayoría de los diálogos son ingenuos e infantiles. Así como el "amor" que viven los protagonistas, con rozamiento furtivo de manos en el cine y todo. Apenas se besan castamente un par de veces los tortolitos. ¿Qué edad tienen? ¿doce años? De los secundarios ni hablo porque salen 2 segundos en pantalla y sólo para justificar los escasos y miserables números musicales. La historia está más que vista, todos los golpes dramáticos ya están más que explotadísimos, los personajes y sus frases son meros clichés. El director abre muchos frentes pero no cierra ninguno: el cine, la música, la nostalgia, el progreso, la frustración personal, el idealismo, los sueños, el romanticismo, el sentido del deber, los dilemas vitales…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El final es como una versión pueril de 'Los puentes de Madison'. Tema aparte es el trasfondo rancio de la historia, donde la madre de ella se preocupa más por si el novio de su hija tiene trabajo que por la situación laboral de ella. O donde el personaje de Stone se deja mantener por el personaje de Gosling, a quien le perdona algo por lo que cortaron porque él va en plan caballero andante a su casa y le transmite un recado. Ojo, que el motivo de la ruptura era que él no asistiera al estreno de la obra de ella porque justo ese día él tiene una sesión de fotos para la banda, a pesar de que el cantante le pregunte si le viene bien ese día. Entonces ella acaba casándose con su plan B, un ejecutivo aparentemente bien posicionado a quien no le ha contado nada de su anterior relación. Porque claro, hay que casarse sí o sí aunque sigas queriendo a tu ex, no sea que te conviertas en una anciana loca en una casa llena de gatos. Y, por supuesto, ella bebe un cóctel y él cerveza. Eso beben las damas y eso los machos alfa de toda la vida de Dios.
Así las cosas, el personaje de John Legend pronuncia las únicas frases con atino de toda la película, criticando a los puristas del jazz (y por extensión de cualquier forma de arte) que con su actitud impiden que perdure en el tiempo, ya que se quedan anticuados. Esto lo hace para convencerle de que entre en su banda de algo así como "jazz fusión", que luego ni es jazz ni es nada, puesto que la canción del concierto nada deja a la improvisación, tan característica de este estilo musical. Esto resume la película. Un incoherente pastiche de lo clásico y lo moderno. Que ni es clásica ni es moderna. Ni es un musical decente… apenas hay números musicales. Le ha salido mal la jugada a Chazelle y ha quedado en evidencia, haciendo, con el género de los musicales, precisamente lo que critica. El vestuario y la ambientación merecen mención especial a este respecto y es que la película es pretendidamente vintage. Todo está manufacturado para gustar. Es como si se hubiera leído un manual de cómo hacer una película icónica y lo hubiera aplicado de forma literal, evidente, forzada. Como una boyband: artificial.
La historia se desarrolla en la actualidad pero muchos personajes, incluido el de Gosling, visten un megamix de épocas entre los años 20 y 50. Es tan absurdo el tema que Ryan Gosling aparece disfrazado de teclista de los 80 para trabajar en una fiesta, pero cuando acaba su jornada se coloca una corbata y unos zapatos de claqué para irse a casa. Pero claro, para el numerito de la farola al estilo 'Cantando bajo la lluvia' no quedaban bien unas bambas y una sudadera. Y es que él tiene trabajitos temporales como músico de medio pelo pero conduce un cochazo de época. Luego está el vestuario de Emma Stone, que a veces es de los 50 y a veces de los 90. Es una chica que trabaja de camarera en una cafetería y comparte piso con 3 amigas (que se visten con los 4 colores del parchís) pero lleva un Toyota Prius y por las noches se pone unos vestidos glamurosos para acudir a fiestas en chalets estupendos. En otro apartado están las escenas líricas donde visitan París o donde bailan flotando en el cielo nocturno… A Baz Luhrmann le quedó de lujo en 'Moulin Rouge'. Lo de Chazelle parece un festival de preescolar, una horterada.
Por último decir que 'LA LA Land' es el reflejo de la gente a la que le va a gustar: una película que se cree profunda pero es superficial, que se cree mejor por ser conocedora de un puñado de referentes clásicos pero por encima, que se cree diferente cuando no es más que un producto de la moda estilística de ahora: combinar lo moderno con lo vintage. Me recuerda al fenómeno de 'Amélie' y seguramente compartan el mismo tipo de público. Y como todas las modas quedará pronto anticuada y todos dirán ¿así llevaba yo el pelo? ¿cómo podía yo llevar pantalones de campana y hombreras? ¿cómo le dimos 7 Globos de Oro a 'LA LA Land' y no a un buen musical como 'Sing Street'? Pues… postureo puro.
Así las cosas, el personaje de John Legend pronuncia las únicas frases con atino de toda la película, criticando a los puristas del jazz (y por extensión de cualquier forma de arte) que con su actitud impiden que perdure en el tiempo, ya que se quedan anticuados. Esto lo hace para convencerle de que entre en su banda de algo así como "jazz fusión", que luego ni es jazz ni es nada, puesto que la canción del concierto nada deja a la improvisación, tan característica de este estilo musical. Esto resume la película. Un incoherente pastiche de lo clásico y lo moderno. Que ni es clásica ni es moderna. Ni es un musical decente… apenas hay números musicales. Le ha salido mal la jugada a Chazelle y ha quedado en evidencia, haciendo, con el género de los musicales, precisamente lo que critica. El vestuario y la ambientación merecen mención especial a este respecto y es que la película es pretendidamente vintage. Todo está manufacturado para gustar. Es como si se hubiera leído un manual de cómo hacer una película icónica y lo hubiera aplicado de forma literal, evidente, forzada. Como una boyband: artificial.
La historia se desarrolla en la actualidad pero muchos personajes, incluido el de Gosling, visten un megamix de épocas entre los años 20 y 50. Es tan absurdo el tema que Ryan Gosling aparece disfrazado de teclista de los 80 para trabajar en una fiesta, pero cuando acaba su jornada se coloca una corbata y unos zapatos de claqué para irse a casa. Pero claro, para el numerito de la farola al estilo 'Cantando bajo la lluvia' no quedaban bien unas bambas y una sudadera. Y es que él tiene trabajitos temporales como músico de medio pelo pero conduce un cochazo de época. Luego está el vestuario de Emma Stone, que a veces es de los 50 y a veces de los 90. Es una chica que trabaja de camarera en una cafetería y comparte piso con 3 amigas (que se visten con los 4 colores del parchís) pero lleva un Toyota Prius y por las noches se pone unos vestidos glamurosos para acudir a fiestas en chalets estupendos. En otro apartado están las escenas líricas donde visitan París o donde bailan flotando en el cielo nocturno… A Baz Luhrmann le quedó de lujo en 'Moulin Rouge'. Lo de Chazelle parece un festival de preescolar, una horterada.
Por último decir que 'LA LA Land' es el reflejo de la gente a la que le va a gustar: una película que se cree profunda pero es superficial, que se cree mejor por ser conocedora de un puñado de referentes clásicos pero por encima, que se cree diferente cuando no es más que un producto de la moda estilística de ahora: combinar lo moderno con lo vintage. Me recuerda al fenómeno de 'Amélie' y seguramente compartan el mismo tipo de público. Y como todas las modas quedará pronto anticuada y todos dirán ¿así llevaba yo el pelo? ¿cómo podía yo llevar pantalones de campana y hombreras? ¿cómo le dimos 7 Globos de Oro a 'LA LA Land' y no a un buen musical como 'Sing Street'? Pues… postureo puro.