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Voto de Juan Ignacio :
7
Drama En una reunión con su banquero, el dueño de un pequeño negocio, que se gana la vida conduciendo un taxi, descubre que tiene que pagar un soborno para obtener un préstamo. El comité que revisó su queja de extorsión ahora quiere cobrárselo. Fuera de sus casillas, dispara al banquero y se dispara a sí mismo. El incidente causa revuelo a nivel nacional, cuestionando el desencanto de la sociedad. Mientras tanto, seis taxistas y sus pasajeros ... [+]
9 de agosto de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mihail, recientemente reconvertido en conductor de taxi para ayudar a su depauperada economía familiar, es extorsionado por un financiero (cuya sombra es alargada en la administración pública) que habla en nombre de un grupo mafioso; si antes le pedían 100.000 levas para acceder a la ayuda de la Unión Europea, imprescindible para que su pequeña empresa productora de componentes mecánicos pudiese continuar en pie; por no haber pagado a tiempo, ahora le piden 200.000 (el funcionario del juzgado ya se ha presentado a ejecutar el embargo de la empresa, maquinaria y domicilio particular de Mihail y está a la espera de la última orden del extorsionador). El hombre, desesperado, dispara tres veces contra el sinvergüenza, matándole, y a continuación se suicida. Esa misma noche la noticia será comentada por numerosos radioyentes en la emisora de radio que llevan sintonizada los taxistas de Sofía cuyos trayectos vamos a seguir como espectadores.

Stephan Komandarev dirige, y escribe el guion junto a Simeon Ventsislavov, de esta coproducción entre Bulgaria, Alemania y Macedonia del Norte, en la que se da una imagen absolutamente negativa de la sociedad búlgara actual. No obstante, si nos detenemos a examinar cada caso que se nos expone, podemos deducir que aunque sean situaciones sangrantes para aquel país también pueden ser extrapoladas a cualquier otra parte de la sociedad occidental, ya sea en mayor o menor medida. Las extorsiones mafiosas como la que inicia la película, y que según podemos deducir, por lo que en ella se dice, allí se dan a diario, nos puede resultar algo peculiar de ese país balcánico; pero los demás sucesos: la menor que se prostituye para vivir lujosamente, o al menos muy por encima de las posibilidades familiares, aun sin pasar ninguna necesidad en lo básico; la emigración de profesionales muy cualificados en busca de mejores salarios; jóvenes nihilistas movidos únicamente por el hedonismo, sin pensar para nada en el futuro que vaya más allá de la próxima noche; parejas adúlteras; un taxista que completa su jornal vendiendo productos de procedencia ilegal y que trata de engañar a sus clientes; intentos de suicidio debido a la mala situación económica y a la baja autoestima personal; quien se aprovechó en su día de su posición social para cerrar las puertas laborales a alguien por despecho; la soledad absoluta de un hombre que ya va siendo mayor y que la muerte le ha dejado sin su único familiar y único sostén anímico (por cierto esta historia está basada en el cuento 'Miseria', de Chéjov); y el parado de larga duración que se quedó sin trabajo por ser un pequeño artesano que se vio perjudicado por la llegada de grandes centros comerciales, todas ellas, son situaciones reconocibles en lugares que nos resultan mucho más cercanos.

Komandarev, que dirige muy bien su trabajo, parece no haber ni una escena, ni secuencia, ni de más ni de menos, haciendo un acertado y muy buen uso de la steadicam, cuya proximidad a los personajes, más con la conseguida en las escenas de los interiores de los vehículos, hace aun más intensa la tensión vivida, tiene todo el derecho en presentar un mundo pleno de amargura, realista, sí; pero que al no ofrecer tan siquiera ni una posibilidad a la esperanza, por pequeña que sea, acaba dando la impresión de que se termina regodeando en la visión pesimista que de su país transmite, dado lo cual el espectador tendrá derecho a pensar que no puede ser imposible que algún cliente de taxi en Sofía no sea absolutamente desgraciado. Y aunque alega, al indicársele el absoluto derrotismo de su obra, que ésta contiene también humor, he de decir que si se da dicho humor, que habría que considerarlo, es tan solo con el propósito de que la sonrisa se te quede de inmediato helada, lo que acentúa la acritud de lo que se está presenciando.

Según sus declaraciones, el director búlgaro desea que este film sea el primero de una trilogía a la que seguirá otro en el interior de coches de policía, para finalizar con la visión nocturna de esta ciudad desde el interior de ambulancias. En fin...

A destacar, al igual que hecho con la dirección, la interpretación coral, así como el excelente montaje que da bastante dinamismo al relato.
Juan Ignacio
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