Nerviosita, así estaba porque sabía que la película era una tontuna para pasar el rato, pero joder, esperaba que tuviera alguna gracieta por lo menos.

Ridícula, y que conste que parto de la base de que Uma me cae muy bien.

Hoy he cogido el autobús para volver a Madrid y he sido una de las primeras en subir. No había mucho jaleo ya que es lunes y día laborable. Pues bien, desde mi cercana posición me he percatado de que todavía existe educación. Buenas tardes, Hola o Feliz año nuevo no faltaba como saludo al conductor. ¿Te molesta que eche mi asiento hacia atrás? No, en absoluto. Si ves que te molesta, dime algo. He oído y participado de conversaciones así. Por supuesto que los factores influyen. Cuando hay prisas, agobios de gente, si nos esperan obligaciones... nos volvemos algo más irascibles. Siempre te puedes encontrar a algún mameluco al que te gustaría regalarle una colleja sin reparar ni siquiera en su edad. Sin embargo, son un porcentaje menor.

La mamá en apuros sólo se cruza con gente a punto del desquicio. Eso no es normal. Está todo exagerado y ella encima, cree dar una gran respuesta que les pegue un corte y no lo consigue, vaya que no. Yo le habría chillado más por mema. La irascibilidad palpable en la sociedad no es tan fácil de encontrar como le resulta a Uma.

Además pretende mostrarnos una labor exagerada que casi no le da ni tiempo de escribir un blog de internet. Oh, pobrecita. Y jo, qué de situaciones tan estresantes: tiene que preparar una fiesta de cumpleaños (¿¿??) uhhh, cuidado que tiene que inflar globos. Y nadie se cree que sea una persona sin tiempo siquiera de mirarse el ojete. Por dios, esa piel que luce es de cuidado especial. Sí, va despeinada y viste de forma descuidada, pero le reluce el cutis que no veas. Eso lleva tiempo. Uma no nos engañas.