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Voto de Sebastian Arena:
7
5,4
886
Animación. Fantástico. Infantil
Zarina, una incomprendida hada guardiana del polvo de hada, roba el importantísimo Polvo de Hada Azul de la Hondonada de las Hadas, y se escapa para unirse a los piratas de Skull Rock. Así que Campanilla y sus amigas las hadas emprenden la aventura de su vida para recuperarlo. Pero mientras persiguen a Zarina, el mundo de Campanilla se convierte en un caos. Ella y sus amigas se dan cuenta de que sus talentos respectivos están cambiados ... [+]
14 de mayo de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo admitir que, aunque mis directores preferidos sean Xavier Dolan, Derek Jarman, Pasolini y Kubrick, una de las pocas sagas de animación que he sabido apreciar en su justa medida, es ésta dedicada a «Campanilla» (Tinker Bell). La primera de todas sigue siendo fresca, entretenida; la segunda, algo más forzada, permanece como una aventura, algo que se puede aplicar a la tercera y a la cuarta. Sin embargo, tiendo a valorar las cuestiones no sólo caso por caso, sino por la suma de sus partes.
Y, con «Campanilla, hadas y piratas» (casi prefiero su título original: «The Pirate Fairy»), la saga ha pasado a ser un producto total, redondo, absoluto. Valoramos en mayor media la importancia de la primera y la segunda historia (la tercera y la cuarta siguen siendo un trasfondo innecesario, pero que sigue allí, de cualquier manera); y podemos ver realmente en contexto el cuándo se dieron las primeras aventuras (el dónde se sabe con suficiente certeza).
Llegado a este punto, me gustaría mencionar algo que siempre me ha preocupado. Desde pequeño, he tenido una continua frustración con el trato que reciben los villanos de las historias infantiles. Dejaba de disfrutar las historias pensando: «(Tal personaje) puede ser bueno(a), lo que pasa es que los protagonistas sólo le discriminan, no le dan una oportunidad, y no se interesan en ayudarle realmente». Así, lamentaba profundamente (como niño que era) el trato dado a Cruella DeVil, a Garfio, Scar y a otros villanos(as) que lo eran, mayormente, por cuestión de las circunstancias y por no recibir el suficiente cariño/respeto/interés de sus co-protagonistas «buenos». Tal necesidad de justicia se calmó notablemente con «Megamente», pero, esto es sólo un dato más. Esta duda creció de adolescente, y le pregunté a una profesora que es filósofa qué pensaba al respecto; en resumidas cuentas dijo que los dibujos animados también se creaban con el afán moral de marcar la línea entre lo bueno y lo malo, y que lo señalaban con tal firmeza con el fin de «educar» a los niños.
En fin, desde el título (hadas y piratas), sentí cierta nostalgia. Recordé inmediatamente a Peter Pan, sobretodo teniendo en cuenta que la protagonista principal de la saga es su eterna compañera... Y, también, pensé repentinamente en Garfio y en los orígenes que le otorgaron al personaje en una serie de televisión algo reciente («Neverland», 2011; con Rhys Ifans). Por un momento, sonreí, con cierta alegría y esperanza.
(Continúo en «spoiler»...)
Y, con «Campanilla, hadas y piratas» (casi prefiero su título original: «The Pirate Fairy»), la saga ha pasado a ser un producto total, redondo, absoluto. Valoramos en mayor media la importancia de la primera y la segunda historia (la tercera y la cuarta siguen siendo un trasfondo innecesario, pero que sigue allí, de cualquier manera); y podemos ver realmente en contexto el cuándo se dieron las primeras aventuras (el dónde se sabe con suficiente certeza).
Llegado a este punto, me gustaría mencionar algo que siempre me ha preocupado. Desde pequeño, he tenido una continua frustración con el trato que reciben los villanos de las historias infantiles. Dejaba de disfrutar las historias pensando: «(Tal personaje) puede ser bueno(a), lo que pasa es que los protagonistas sólo le discriminan, no le dan una oportunidad, y no se interesan en ayudarle realmente». Así, lamentaba profundamente (como niño que era) el trato dado a Cruella DeVil, a Garfio, Scar y a otros villanos(as) que lo eran, mayormente, por cuestión de las circunstancias y por no recibir el suficiente cariño/respeto/interés de sus co-protagonistas «buenos». Tal necesidad de justicia se calmó notablemente con «Megamente», pero, esto es sólo un dato más. Esta duda creció de adolescente, y le pregunté a una profesora que es filósofa qué pensaba al respecto; en resumidas cuentas dijo que los dibujos animados también se creaban con el afán moral de marcar la línea entre lo bueno y lo malo, y que lo señalaban con tal firmeza con el fin de «educar» a los niños.
En fin, desde el título (hadas y piratas), sentí cierta nostalgia. Recordé inmediatamente a Peter Pan, sobretodo teniendo en cuenta que la protagonista principal de la saga es su eterna compañera... Y, también, pensé repentinamente en Garfio y en los orígenes que le otorgaron al personaje en una serie de televisión algo reciente («Neverland», 2011; con Rhys Ifans). Por un momento, sonreí, con cierta alegría y esperanza.
(Continúo en «spoiler»...)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Decir que en un principio no creí que la historia tomaría el sentido que le caracteriza, me puede hacer ver como un ingenuo. No me importa. Sólo empecé a darme cuenta cuando noté que un personaje llevaba una ropa muy similar a otro que ya conocía desde hace mucho. Elegantemente, el rojo impera la pantalla. Y mi mente relaciona las cosas, señala lo que había estado allí desde el comienzo, todas las pistas.
Pero no se me da descanso, peleas, giros, una mezcla de colores. No soy asiduo al género de la piratería (con mencionar que incluso llegué a reírme una o dos veces con «The Pirate Movie» (1982, Christopher Atkins) es suficiente. Pero eso tampoco importa. La nostalgia y el afán de justicia, me tomaron por completo, y aunque en esta película se marcó con firmeza la línea entre «el bien» y el «mal», es agradable ver cómo, cada una de las historias protagónicas de «Campanilla» encajan a la perfección en esta historia.
Esperemos que, si continúa, lo haga con el listón puesto aún más alto. Estoy ansioso.
Pero no se me da descanso, peleas, giros, una mezcla de colores. No soy asiduo al género de la piratería (con mencionar que incluso llegué a reírme una o dos veces con «The Pirate Movie» (1982, Christopher Atkins) es suficiente. Pero eso tampoco importa. La nostalgia y el afán de justicia, me tomaron por completo, y aunque en esta película se marcó con firmeza la línea entre «el bien» y el «mal», es agradable ver cómo, cada una de las historias protagónicas de «Campanilla» encajan a la perfección en esta historia.
Esperemos que, si continúa, lo haga con el listón puesto aún más alto. Estoy ansioso.