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Voto de Fco Javier Rodríguez Barranco:
7
Thriller Ladji tiene 20 años. Trabaja duro como aprendiz de conductor en Bamako. Cuando se le niega una promoción laboral que cree que merecía, decide ponerse en contacto con Driss, un traficante de drogas que le debe un favor. Con dos colegas, Ladji se sumerge en el universo del tráfico de cocaína. (FILMAFINITTY)
4 de mayo de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wùlu es un título que se toma de un término de la cultura original maliense, donde los wúlus pertenecen al quinto y último nivel humano, el más degradado. De hecho, “wùlu” significa ‘perro’.

La película de Coulibaly gira alrededor del tráfico de droga entre Mali, Senegal y Guinea Conakry principalmente, pero no es una mera película de gangsters, porque ya hay muchas de ese género, sino que Wùlu pretende ser un análisis de las putrefacciones personal y social: los tratos a la sombra de una jaima ya no son para negociar el paso de las caravanas, sino para otro tipo de pactos mucho menos decorosos, por no decir repugnantes.

¿Habrá algo más ajeno a la idiosincrasia africana que la cocaína y sus blancas propiedades psicotrópicas? Quizá tan sólo las fronteras, como decíamos antes, sean más extrañas a este continente que la cocaína.
¿Quién ordena al protagonista de la película asesinar a un compañero? El hombre blanco. ¿Quién maneja los hilos de todo esto? El hombre blanco. ¿Quién obtiene las máximas ganancias con el mínimo riesgo? Sí, lo habéis adivinado: el hombre blanco.

Y las cosas son así, hermanos. Lamento que hayáis tenido que enteraros por mí. Porque lo que este filme quiere destacar es la sucesiva vileza del ser humano. Pero si es que ni siquiera hay investigación policial. De hecho, la lucha antidroga se limita a los controles aduaneros, porque no es la cuestión delictiva lo que interesa a Coulabaly, sino el progresivo descenso a las simas del empobrecimiento moral de la persona, donde manos blancas van marcando generosamente el camino.

En cuanto a las aspiraciones sociales lo que se muestra en este largometraje es que el referente siguen siendo los antiguos colonizadores, porque los valores burgueses europeos, como el amor por el lujo desmedido o la elegancia canalla, son los que imperan en la vida africana hasta el extremo de haberla convertido en una sociedad extraña de sí misma porque sigue mirando al hombre blanco, que ya no la somete mediante el látigo y las armas, sino gracias a procedimientos mucho más sutiles y por ello de mucha mayor eficacia: la fascinación por una vida que no es la propia africana, para lograr la cual no dudarán en acudir a la escuela de la corrupción y la droga, según le ha enseñado el antiguo amo.

Por ello, no me parecen fútiles las escenas intercaladas de vacas africanas en el matadero que aparecen en Wùlu con un dramatismo sin edulcorantes, como no podía ser de otra manera.
Fco Javier Rodríguez Barranco
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