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Voto de seagal4ever:
5
5,8
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Intriga
Un reducido grupo de jueces, cansados de que la aplicación estricta de las leyes deje en libertad en numerosas ocasiones a muchos y peligrosos delincuentes, decide por su cuenta ejecutar sentencias al margen de la ley y castigar así a los criminales. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película dirigida por el infravalorado Hyams que versa sobre las andanzas de un grupo de jueces que, hartos de ver cómo los defectos del sistema judicial americano dejan en libertad a peligrosos criminales, deciden formar ellos mismos un órgano independiente al margen de la ley para juzgar a los maleantes por su cuenta.
Como he mencionado en el título, se trata de una obra cuasi-correta. La historia tiene una clara progresión descendente y lo que en un principio parece interesante, gradualmente comienza a perder fuerza y, sobre todo, credibilidad.
El primer acto, pese a ser bastante lento y sosegado, resulta de lo más interesante, y se centra fundamentalmente en presentar la figura del novato juez Steven Hardin (interpretado de manera correcta por Michael Douglas) y en cómo éste se ve obligado a dejar en libertad a varios criminales que a todas luces son culpables, pero que debido a defectos de procedimiento han de ser puestos en libertad. La gama de casos mostrados es de lo más variopinta, y con total seguridad están inspirados en la realidad. Hardin se volverá entonces un tanto escéptico respecto del sistema judicial y empezará a ver cómo su aparentemente feliz vida comienza a truncarse por su frustración.
Como he mencionado en el título, se trata de una obra cuasi-correta. La historia tiene una clara progresión descendente y lo que en un principio parece interesante, gradualmente comienza a perder fuerza y, sobre todo, credibilidad.
El primer acto, pese a ser bastante lento y sosegado, resulta de lo más interesante, y se centra fundamentalmente en presentar la figura del novato juez Steven Hardin (interpretado de manera correcta por Michael Douglas) y en cómo éste se ve obligado a dejar en libertad a varios criminales que a todas luces son culpables, pero que debido a defectos de procedimiento han de ser puestos en libertad. La gama de casos mostrados es de lo más variopinta, y con total seguridad están inspirados en la realidad. Hardin se volverá entonces un tanto escéptico respecto del sistema judicial y empezará a ver cómo su aparentemente feliz vida comienza a truncarse por su frustración.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Hasta aquí todo correcto, pero entonces entra en escena el grupo de jueces cansados con la situación, y deciden reclutar a Hardin entre sus filas para cubrir la vacante dejada por la muerte (o más bien suicidio) de uno de los miembros. Desde ese momento el filme entrará rápidamente en una dinámica que va minando la credibilidad de la propuesta a marchas forzadas. Pese a ello, la convincente dirección de Hyams nos permite seguir el desarrollo de los acontecimientos de manera más o menos convincente.
El punto de inflexión (bastante predecible, por cierto) se producirá cuando un par de criminales de poca monta, aparentemente culpables, resultan no ser los verdaderos autores del crimen en cuestión. Sin embargo, el grupo de jueces clandestino ya ha dado su veredicto, y la maquinaria una vez puesta en marcha no puede detenerse. El juez Hardin hará entonces todo lo que esté en su mano por evitarlo, y ya es cuando entramos en el tercer acto, a todas luces el más flojo e increíble. Rompe por completo la dinámica del relato (aunque éste ya había dado claros signos de flaqueza) y consigue arrastrar a todo el conjunto de la obra consigo haciéndonos ya prácticamente inmunes a lo que sucede en pantalla. La historia deja de repente de importarnos, y el final responde a lo esperado: héroe que se salva en el último minuto por la acción de un policía sin vida personal que llega en el instante justo para salvar la situación. Y juntos (supuestamente, porque el filme termina justo ahí) sacan a la luz pública el truculento chiringuito que se habían montado los jueces reaccionarios.
Filme con una historia original que cae progresivamente en el tópico y la indiferencia, y resulta siendo totalmente previsible. Sin embargo, la labor de dirección resulta de lo más acertada. Lástima que el guión haga aguas por todas partes. En cualquier caso se deja ver, pero no esperéis ninguna maravilla porque en esta película no encontraréis gran cosa.
El punto de inflexión (bastante predecible, por cierto) se producirá cuando un par de criminales de poca monta, aparentemente culpables, resultan no ser los verdaderos autores del crimen en cuestión. Sin embargo, el grupo de jueces clandestino ya ha dado su veredicto, y la maquinaria una vez puesta en marcha no puede detenerse. El juez Hardin hará entonces todo lo que esté en su mano por evitarlo, y ya es cuando entramos en el tercer acto, a todas luces el más flojo e increíble. Rompe por completo la dinámica del relato (aunque éste ya había dado claros signos de flaqueza) y consigue arrastrar a todo el conjunto de la obra consigo haciéndonos ya prácticamente inmunes a lo que sucede en pantalla. La historia deja de repente de importarnos, y el final responde a lo esperado: héroe que se salva en el último minuto por la acción de un policía sin vida personal que llega en el instante justo para salvar la situación. Y juntos (supuestamente, porque el filme termina justo ahí) sacan a la luz pública el truculento chiringuito que se habían montado los jueces reaccionarios.
Filme con una historia original que cae progresivamente en el tópico y la indiferencia, y resulta siendo totalmente previsible. Sin embargo, la labor de dirección resulta de lo más acertada. Lástima que el guión haga aguas por todas partes. En cualquier caso se deja ver, pero no esperéis ninguna maravilla porque en esta película no encontraréis gran cosa.