Si bien el documental parece intentar arrojar algo de luz sobre el truculento asunto en que el cineasta Roman Polanski se vio envuelto allá por lo años '70 del siglo pasado, tengo la sensación de que se siguen manteniendo las mismas luces y las mismas sombras, tal vez matizadas y barnizadas en cierta medida por el inescrutable paso del tiempo.

La película no se centra tanto en el supuesto suceso de violación, sino más bien en todo el proceso judicial que tuvo lugar en los meses y años posteriores, para lo cual cuenta con la gran mayoría de los implicados en el complejo entramado. El caso en cuestión sigue sin resolverse, pero lo que parece bastante claro en vista de lo presenciado en el documental es que hubo unas ciertas "irregularidades".

El primer lugar, el juez encargado del caso era un showman sediento de fama y atención por parte de los medios. Tal y como se dice, fue él mismo el que solicitó llevar el caso al saber quién era el implicado, y desde luego no lo hizo con ánimo de intentar ayudarle, sino más bien para hacer sangre.

Por otro lado, la intromisión de los medios de comunicación fue totalmente desproporcionada, algo lamentablemente típico en estos casos. El sensacionalismo se apoderó por completo del juicio y, en cierto modo, tanto la víctima como el acusado se convirtieron en algo secundario dentro del gran circo mediático que se había formado.

Resulta esclarecedor el quiebro que se produjo entre Polanski y la prensa a raíz del brutal asesinato de su esposa. Las declaraciones y supuestos vertidos por los medios hirieron, con total justificación, a un desamparado Polanski, que tuvo que soportar como incluso llegaba a insinuarse que él tuvo algo que ver en el asesinato de su mujer. En vista de este panorama, no es de extrañar que se generase todo un juicio paralelo en los medios y que Polanski fuera visto como el "malo". El hecho de que al principio se presentaran innumerables cargos contra Polanski, algunos de ellos gravísimos, y que después la acusación los fuera eliminando hasta quedarle imputado únicamente de "relaciones sexuales ilícitas" resulta un tanto sospechoso y no hace sino arrojar más oscuridad sobre lo que realmente ocurrió aquel día.

Así pues, simplemente comentar que se trata de un documental interesante, que proyecta algo de luz al asunto sobre temas secundarios, pero el fondo de la cuestión sigue tan oscuro como el primer día. Lo único que está claro es que a Polanski no se le trató en los medios como a un "presunto inocente" sino como a un "culpable", y que el juez que llevó el caso cometió no una, sino varias irregularidades que le costaron su puesto. A día de hoy (noviembre de 2009), Roman Polanski ha sido recientemente detenido en Suiza y tiene previsto comparecer en Los Ángeles el 10 de diciembre. ¿Veremos algún día en qué termina todo esto?