Cada vez resulta más claro que las productoras se gastan dos pesos en las películas y muchísimo más entre la "crítica especializada" para obtener reseñas favorables que empujen a la gente a los cines. En realidad, lo que consigue esa errónea política comercial es que la gente deje de ver cine nacional. Y es que, realmente, cada una es peor que la anterior, salvo honrosas excepciones (que cada vez son menos). Historias absurdas, actuaciones que darían vergüenza en un acto de fin de curso, efectos especiales pesimos,etc,etc. En este caso, nos cuenta la historia de Palomino haciendo de policía duro por enésima vez que pretende convertirse en héroe protegiendo a Emilia Atìas de un ex convicto que supone que es el padre de su hijo (o, al menos es lo que él cree). El principal problema es el inexistente guion que fuerza las situaciones para continuar la historia. Horrible.