Según dicen Julio Ardiles Gray, autor de la novela El inocente en que se basa la película, siempre soñó en ver su obra trasladada a la gran pantalla y se entusiasmo con la propuesta de su amigo el productor Jorge Piwowarski de hacer este sueño realidad, aunque murió sin poder ver el filme terminado. La película se estrenó en 2012 y Ardiles murió en 2009. Una de las cosas que llama la atención es que el productor se cansó de decir que se trataba de "una película tucumana" con paisajes, acento y actores tucumanos no obstante lo cual ni los actores son tucumanos (o al menos aparentan serlo) salvo los extras de las escenas de la huelga no hay entre ellos un solo morocho y el acento es claramente porteño (incluyendo el "sho" del protagonista). Las actuaciones, como suele ocurrir en este tipo de producciones, son de fiesta de fin de curso y la historia no hay por donde cogerla. Lo único rescatable es la fotografía y la banda sonora. Una pena que se haya desperdiciado la oportunidad de hacer algo memorable.