La Mascota Es Primero (PIF, por sus siglas en inglés), es un subgénero relativamente nuevo, que dio sus primeros pasos a finales de los 80 con películas como Atracción Fatal, con capacidad para sorprender con otras como La Guerra De Los Rose. Se ambienta en barrios acomodados y tiene por protagonista a una familia rubia americana. Relativamente nuevo pero para nada novedoso, más bien se puede decir que ya está trillado.
Esto es un problema dentro del Suspense, porque está bastante claro todo lo que va a pasar, y en consecuencia no hay intriga que valga, salvo que el guión se corrompa y derive en algo surrealista o estrambótico que lo desligue del subgénero,
Esta miniserie sigue de forma estricta todos los pasos que éste dictó 4 décadas atrás, incluído el “todos pueden ser el asesino” (ZAZ, por sus siglas en danés) que ha invadido las series de policias de todas las plataformas. Tiene buenos actores, e incluso buenas interpretaciones, y por supuesto fotografia, música, y esos algos, están bien. Cuando hay pasta es lo normal. Un poco por encima de la media están los diálogos, aunque solo sea por no ser ni ridículos ni forzados (ya nadie pide más)

Pero este Vigilante nació atrapado en su propia naturaleza y ni siquiera intentó escapar, así que tampoco hay nada que reprochar.