21 de febrero de 2009
22 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eligen a un periodista como paradigma de cultura (porque se sabe los nombres de los 50 estados de carrerilla), cuando todos sabemos de sobra que el 82.73% de las personas de este colectivo, no alcanzan la ya de por sí baja y vulgar media en cultura general de cualquier territorio, a parte de no hablar bien, escribir mal, y lo que es peor, no saber leer ni escuchar.
Y como paradigma de analfabetismo eligen a una rubia; un botijo tanto física como psicológicamenter por el que resulta poco creíble que puedan perder la cabeza ni el tosco y ambicioso Crawford (grandísimo actor de interpretaciones similares a las de Victor McLagen) ni el fino y correcto Holden, pero en fin…
En esta fuente de inspiración de My Fair Lady, Granujas de Medio Pelo o Pretty Woman, queda bien demostrado que si te calzas unas gafas de pasta dejarás automáticamente de decir mondarinas, cocretas o candelabro.
Esta comedia contiene uno de los misterios más serios del cine: el porqué estas 3 acciones quedan siempre bien en el séptimo arte:
dar fuego a alguien,
pinchar un vinilo de jazz con una copa en la mano y
jugar a las cartas.
La partida que juega el matrimonio es colosal. Del mismo modo resultan hipnotizantes los finales de El Apartamento y Viridiana, o la majestuosa partida de mus de El Crack, sin olvidar los clásicos piques de pócker de infinidad de películas.
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?