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Voto de Sines Crúpulos:
7
7,0
34.383
Serie de TV. Thriller. Intriga
Serie de TV (2021-). 9 episodios. Cientos de jugadores con problemas económicos aceptan una extraña invitación para competir en juegos infantiles. Dentro les esperan un premio tentador y desafíos letales.
17 de octubre de 2021
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿los del norte o los del sur?
Del norte hemos visto pocos. El abuelo, el hijo, el nieto y el que lloraba cantando el himno en un mundial. Y pelazo, pelazo… no.. Allí se les cayó hace tiempo, te lo digo porque ahora me ha dado por ver reportajes de kim il sung, y te puedo asegurar que llevan jugando a luz verde - luz roja mucho años antes que la serie o que en cualquier patio de colegio occidental.
Del norte hemos visto pocos. El abuelo, el hijo, el nieto y el que lloraba cantando el himno en un mundial. Y pelazo, pelazo… no.. Allí se les cayó hace tiempo, te lo digo porque ahora me ha dado por ver reportajes de kim il sung, y te puedo asegurar que llevan jugando a luz verde - luz roja mucho años antes que la serie o que en cualquier patio de colegio occidental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El primer juego mola bastante, por novedad, fotografía y puesta en escena. Te deja con ganas de más.
El segundo no está mal; crea una tensión especial. Los obsesivos compulsivos que quieren que la pizza se corte en cuatro cuartos exactos, en seguida empatizarán. Visualmente también atrae, por el enorme contraste de un lugar luminoso y colorido con el sombrío destino del que casque la galleta.
Tira y Afloja, a mi parecer, pierde un poco, pues hace repetir escenario al quinto, pierde la luz y a mi parecer tiene poco tirón y flojea. El anciano, ¿también va encadenado a la cuerda? Esas trampitas deberían justificarse en estas historias de juegos que mezclan sadismo y acertijos. Deberían, porque en la meticulosidad de sus pruebas está la gracia. Cube, Saw, o más recientemente El Hoyo, no lo cumplen demasiado y aun así resultan entretenidas. En el calamar se cuida un poco más, pero también las tiene: personajes que aparecen detrás de otros en el momento oportuno sin que estos les hayan visto ni oído, ni siquiera el que está de frente… o al que le van a pillar y cuando gira la cámara se ha escondido detrás de una puerta… o los diez minutos que pasan cuando el cronómetro marcaba que quedaban dos.
Estos suspenses gratuitos no molan y menos en estas pelis, donde atacan directamente a su naturaleza.
Pero están tan globalmente aceptados, que los directores los cuelan sin cortarse un pelo.
Hay un segundo tipo de trampas en este género, subgénero, topic, o lo que sea: la casualidad.
Siempre te puedes excusar en ella, pero a veces las probabilidades son demasiado desmesuradas: ¿existen doscientos tipos que acepten un trabajo que incluye matar a sangre fria? ¿el hermano que busca el poli, es precisamente el número 1 (realmente el 2)?
En el de las canicas se regresa al escenario infantil y nos enseñan distintas maneras de jugar a parte del gua, pero se resuelve de manera forzada y previsible.
El quinto juego es el mejor. Potencias de dos. Probabilidades, rencores, vértigos, envidias, tiene de todo un poco.
El sexto juego es el peor. Sobra claramente. La pelea entre el bueno y el malo, la lluvia y las frasecitas antes de morir, no son inevitables. Se pueden no rodar. Así de fácil. No creo que sean necesarias para vender. No creo que las reclame el público. Los productores viven engañados, enganchados y obcecados en que tienen que estar ahí, en todas las pelis y series comerciales. Aparecen incluso en muchas obras de autor.
en definitiva, un buen pasatiempo sin novedades morales, ni símiles sociales exquisitos, pero con un poderío narrativo y visual y una producción tan esmerada que van a hacer difícil que haya remake americano.
El segundo no está mal; crea una tensión especial. Los obsesivos compulsivos que quieren que la pizza se corte en cuatro cuartos exactos, en seguida empatizarán. Visualmente también atrae, por el enorme contraste de un lugar luminoso y colorido con el sombrío destino del que casque la galleta.
Tira y Afloja, a mi parecer, pierde un poco, pues hace repetir escenario al quinto, pierde la luz y a mi parecer tiene poco tirón y flojea. El anciano, ¿también va encadenado a la cuerda? Esas trampitas deberían justificarse en estas historias de juegos que mezclan sadismo y acertijos. Deberían, porque en la meticulosidad de sus pruebas está la gracia. Cube, Saw, o más recientemente El Hoyo, no lo cumplen demasiado y aun así resultan entretenidas. En el calamar se cuida un poco más, pero también las tiene: personajes que aparecen detrás de otros en el momento oportuno sin que estos les hayan visto ni oído, ni siquiera el que está de frente… o al que le van a pillar y cuando gira la cámara se ha escondido detrás de una puerta… o los diez minutos que pasan cuando el cronómetro marcaba que quedaban dos.
Estos suspenses gratuitos no molan y menos en estas pelis, donde atacan directamente a su naturaleza.
Pero están tan globalmente aceptados, que los directores los cuelan sin cortarse un pelo.
Hay un segundo tipo de trampas en este género, subgénero, topic, o lo que sea: la casualidad.
Siempre te puedes excusar en ella, pero a veces las probabilidades son demasiado desmesuradas: ¿existen doscientos tipos que acepten un trabajo que incluye matar a sangre fria? ¿el hermano que busca el poli, es precisamente el número 1 (realmente el 2)?
En el de las canicas se regresa al escenario infantil y nos enseñan distintas maneras de jugar a parte del gua, pero se resuelve de manera forzada y previsible.
El quinto juego es el mejor. Potencias de dos. Probabilidades, rencores, vértigos, envidias, tiene de todo un poco.
El sexto juego es el peor. Sobra claramente. La pelea entre el bueno y el malo, la lluvia y las frasecitas antes de morir, no son inevitables. Se pueden no rodar. Así de fácil. No creo que sean necesarias para vender. No creo que las reclame el público. Los productores viven engañados, enganchados y obcecados en que tienen que estar ahí, en todas las pelis y series comerciales. Aparecen incluso en muchas obras de autor.
en definitiva, un buen pasatiempo sin novedades morales, ni símiles sociales exquisitos, pero con un poderío narrativo y visual y una producción tan esmerada que van a hacer difícil que haya remake americano.