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Voto de Sines Crúpulos:
5
Ciencia ficción. Acción. Intriga Ambientada en un mundo futurista donde los humanos viven aislados en interacción con robots, un policía (Willis) se verá forzado a abandonar su hogar por primera vez en años para una investigación. Todo comienza cuando dos agentes del FBI (Willis y Radha Mitchell) son asignados para investigar el misterioso asesinato de un estudiante universitario relacionado con el hombre que participó en la creación del fenómeno high-tech de los ... [+]
27 de septiembre de 2009
72 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha comentado en múltiples ocasiones en referencia a este género que aquellas obras que, presentando una paradoja o una anomalía física o biológica (ciencia), situada en un lugar y un tiempo determinado para narrar una historia en función de unos personajes (ficción), alcancen la reflexión, generalmente sobre la condición humana (filosofía), serán las que mejor logren encajar los golpes que propina la cuarta dimensión en su curvo viaje.

CIENCIA
La tendencia pesimista (con cierre optimista, claro) del cine de este milenio referente al ser humano, no escapa a Los Sustitutos, que si bien no muestra el Apocalipsis de nuestra especie como especie viva, sí lo hace como especie humana: la máquina vence al hombre, porque el hombre quiere ser máquina.
El apoyo que ofrecen unos buenos efectos especiales al argumento científico (que resulta convincente cuanto mayor sea el equilibrio entre la imaginación y la verosimilitud), no es suficiente para salvar los papeles a esta producción, que no consigue que sus buenos detalles sean algo más que meras anécdotas en el guión.

FICCIÓN
O sencillamente, acción:
Willis ensangrentado (cómo no) tiene que salvar la vida a un numeroso grupo (cómo no) de seres humanos. En este caso, batiendo récords: 1000 millones de humanos (no sé, estos norteamericanos... o no saben contar, o es que sólo se cuentan ellos)

FILOSOFÍA
El umbral, o mejor dicho, el hueco que se forma entre nuestro conocimiento limitado y los hechos que acontecen ante nuestros ojos, abre las puertas a la divagación, la exposición de teorías, la formulación de incógnitas. Es la parte más jugosa para el guionista y el escritor.
Por desgracia, Jonathan Mostow reduce este jugo a unas lágrimas en un par de personajes y unas cuantas críticas sin chicha a la sociedad de la silicona y el videojuego. Ni siquiera consigue conmover en su oda a la belleza de la imperfección.


Así que al final la película es una paradoja en sí misma: una crítica a la falta de inquietudes del ser humano, a la mecanización de la sociedad, a la imagen como referente social, realizada con un cine estético, robotizado y mecánico como el que más, al que le faltan todas esas inquietudes que nos parece recriminar.
Un agujero envuelto en papel albal. Una hermosa carcasa de metal que en un par de años se reducirá a lo que es: chatarra.
Sines Crúpulos
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