Ese final tan poco americano, en una serie que narra además del crecimiento político de aquella nación, la sangre de sus pioneros y anima a la reflexión de cuán poco han cambiado las cosas, posee el carácter más tórrido, la paradoja más irónica y el contraste más malintencionado, de tal forma que no se podía cerrar la historia de manera más magistral. Sí, podrían hacer 15 temporadas más, lasí o creo, y llegar hasta hoy, pero eso no va a ser. Hay que asumirlo ya. Así que quedémonos con esa frase del sheriff que dice "no sé qué no se cuántos, bla, bla, bla, y me meteré en la cama pensando que no soy un héroe". A mí me la dieron en la frente, porque quien más, quien menos, esperaba que el hijo puta recibiese su merecido y los que molan saliesen a hombros, pero señores, nos jodemos y nos quedamos con la puta realidad. Para todo lo demás, ya están las pelis de Wesley Snipes.