Quien haya visto este film sabrán que aparte de un guión desastrosamente monotemático que fuerza absolutamente todos los diálogos hacia el sexo, unos planos y fotografía que parecen sacados de los años 20 cuando cada producción poseía 3 cámaras en total, y eran inamovibles, y unos diálogos que rozan lo absurdo por su surrealismo, solo tiene una película porno mal montada.
No sé cuales serán las pretensiones del director con semejante obra, si fascinar al espectador por mostrar escenas tan crudas y cuanto menos censurables; o provocarle arcadas; pero lo que sí sé es que conmigo lo único que ha logrado es que guarde esta película en mi carpeta de porno.
Y es que no necesito verle la minga al actor para comprender que se la están chupando; no necesito 12 minutos y medio de sexo lésbico en un lavabo con todo detalle para comprender lo que se está dando ahí dentro. De forma que si no es por evidenciarlo, la única posibilidad es el exhibicionismo puro, al cual no estoy dispuesto a volver a exponerme; o no mientras me intenten decir que lo que veo pertenece al séptimo arte cuando es poco más que una película porno que en lugar de pizzeros y limpiadores de piscina a puesto a mecánicos.