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Argentina Argentina · Villa Ballester
Voto de therivertoday:
8
Intriga. Drama El cadáver de Raoul Mons aparece un día completamente desnudo en la playa con la palabra cerdo escrita sobre su cuerpo. Mons, era hasta entonces un famoso escritor católico que llevaba una vida austera con su mujer Hélène, su hijastra Verónique, una joven adolescente fruto de un anterior matrimonio de Hélène y el hermano de ésta, Claude. (FILMAFFINITY)
9 de diciembre de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retratar la burguesía de provincias era una de las aficiones favoritas de Claude Chabrol.

El escenario es casi siempre el mismo: caminos rurales, una vieja casona cubierta de hiedra, antiguos coches de colección, anónimas empleadas domésticas sin rostro ni voz, y una galería de personajes hieráticos y bien vestidos que se dedican a comer exquisiteces, beber copiosamente, fumar cigarros y conspirar por fuera de toda ética para sostener sus privilegios de clase.

Lo novedoso, distinto en Inspecteur Lavardin, es el tono de comedia sutil que atraviesa los diálogos y situaciones de la película, revelando de manera más mordaz que dramática la trama de mentiras, traiciones y contubernios que atraviesan el centro de la vida burguesa, las cuales, lejos de ser anomalías disfuncionales, forman parte de su estilo natural de relacionamiento, de la propia dinámica de su vida social y familiar, promotora de principios morales jamás encarnados personalmente.

Otro aspecto distintivo de este film es que Chabrol decide jugar a ser Conan Doyle, inventándose un investigador sagaz e infalible alla Holmes, aunque sin el rasgo obsesivo de este, sino endiabladamente simpático y taimado, un personaje complejo, tan querible como despreciable, al que sólo le interesa conocer la verdad para poder utilizarla luego a su antojo, manipulando pruebas y personas bajo la forma de una justicia que se ajusta únicamente a sus propios códigos morales.

La película es, además, maravillosamente amena y divertida. Las redes de encubrimiento del asesinato —así como el aún más enredado enigma que subyace a su trama— son condenadamente ingeniosas y entretenidas, y están llevadas de la mano por un enorme Jean Poiret, quien encarna el cinismo de su personaje con un talento humorístico de una sutileza y profundidad extraordinarias, y junto a la maestría de Jean-Claude Brialy para componer a su encantador “viudo alegre” pintor de ojos, conforman una pareja irresistible.

Una peli de Chabrol es siempre una peli de Chabrol. Esta frase hecha apunta a decir que la maestría de su estilo es tal que le permite deambular por una comedia de asesinatos desafiando lo que tradicionalmente entendemos como comedia, para invitarnos a “divertirnos” con la traición, la mentira, el desencanto y la perversidad, o dicho de otra manera, a penetrar las pútridas entrañas del mundo burgués mediante un humor tan delicado como corrosivo.

(Escrito originalmente para: http://laplumaenelojo.wordpress.com/)
therivertoday
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