En los casinos reales el director no tiene una bronca con unos clientes (aunque sean los Pelayos) delante de todo el mundo, no hay un sólo casino en el mundo en el que te exijan esmoquin para entrar, la gente no entra en extasis ni aplaude cuando la bola cae en su número por mucho dinero que ganen, una croupier que se enrollara con un cliente que quiere desbancar el casino sería despedida inmediatamente y así, infinidad de despropositos que hacen que la película tenga menos credibilidad que un político español.
En fin, le doy un 5 porque si no tienes nada mejor que hacer, para pasar un rato muy ligero, puede pasar y porque hoy tengo el día bueno.
Señor Cortés, si piensa alguna vez hacer otra película sobre casinos, por favor, tómese la molestia de entrar en uno antes.