Se empeñan algunos westerns españoles en colocar unas estrellas al sheriff y a sus ayudantes que por el tamaño casi parecen los escudos de los romanos. Siete bandidos para asaltar el banco mejor guardado de toda la región minera, el de Sun Valley. Tiene narices el nombre de un pueblo que parece situado en lo más alto del Pirineo donde verán el sol, todo lo más, un mes o mes y medio al año.
Lo demás, un barrizal en las calles donde prosiguen las peleas que se inician en el saloon, un plan para el robo "cronometrado al segundo" ... con todo el pueblo en la calle de espectadores, la gracia de ver nuestros populares "chisqueros" para encender los cigarros, la maestra (Sevilla) que escribe con pluma de ave como en la época de Cervantes cuando las plumillas metálicas se usaban ya en todo el mundo, Reyes (Sancho), un rechoncho mejicano que no sabemos qué pinta allí, se liga a una chiquilla como si tal cosa, rastreadores incapaces de seguir los pasos en la nieve, un enterrador cavando con un pico en la tierra helada, en fin, una historia demencial con interpretaciones penosas.
En lo sanitario, el esguince o torcedura que sufre uno de los ladrones que dificulta su colaboración: "Date prisa. Antes de que se 'enfríe' la pierna. Luego no te podré ayudar".