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Voto de Lafuente Estefanía:
5
Comedia Don Froilán, conocido popularmente como "Padre Pitillo", es el párroco de un pueblecillo castellano. Tiene una acreditada fama de cascarrabias, aunque, en realidad, es un hombre de espíritu extraordinariamente bondadoso y humano. Lo demostrará al acoger y ayudar a Rosita, una chica que ha sido seducida por un señorito que la abandona al enterarse de que está embarazada. (FILMAFFINITY)
2 de agosto de 2023
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Llegamos a conocer el tabaco de cuarterón. Se trata de picadura de tabaco que se vendía, barata, en cajetillas de 125 gramos que el usuario solía guardar en una petaca junto al librillo con las hojas que usaba para liar el cigarro.
Lo demás dependía de la habilidad del usuario, porque liar un cigarro era todo un rito que dejaba tiempo para la reflexión. Había de todo, manitas y manazas.
Y un manitas era D. Froilán (León), un viejo cura que ejercía en una aldea castellana. Un virtuoso de la petaca, de verbo inflamado ante las injusticias sociales. En este caso Rosita (Andrey), una pobre joven seducida por el desustanciado hijo del rico del lugar, Bernabé Ojeda (Teixeira).
La cinta pertenece a esa época del cine español que lleva a la pantalla obras teatrales de éxito. En este caso el sainete homónimo de Carlos Arniches estrenado en Buenos Aires en 1937 y reestrenado en Madrid en octubre de 1939.
En ambos casos encontramos la aspiración del autor de "estimular las condiciones generosas del pueblo y hacerle odiosos los malos instintos", todo como una forma de expresar sus inquietudes sociales y regeneracionistas.
Historia sencilla narrada con sencillez. Guion y realización se ciñen al libreto ofreciendo una imagen muy teatral, cinematográficamente muy pobre, con muchos decorados y apenas exteriores. Un par de actuaciones de flamenco en una sala de fiestas que pegan poco con el argumento.
Rutinario también el tratamiento de los personajes. Destaca, eso sí, el párroco D. Froilán, al que le sobra algún exabrupto del libreto, pero compone al final un sacerdote digno y rotundo en su personalidad.
Interesante el caso del padrastro de Rosita, Aniceto el Tenazas (Sepúlveda), herrero de ideas republicanas, al que veremos en un papel calcado en "La cesta" (1965).
Película realizada con gran modestia de medios y con modestas aspiraciones, pero también con la dignidad de mostrar a esos viejos curas de pueblo que tienen la valentía de enfrentarse a los poderosos en defensa de los débiles.
Curas de pueblo que resultan como esos pobres pitillos liados que arden produciendo un humo que, poco a poco, también asciende hacia el cielo.
Imprescindible para los estudiosos del cine español o de las adaptaciones teatrales a la pantalla. El resto no deberá crearse grandes expectativas y mostrarse al final un poco benevolente.
Lafuente Estefanía
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