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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Drama En los campos manchegos una mujer trabaja la tierra con la ayuda de un joven forastero. Su marido está en prisión por un crimen que cometió en un ataque de celos. Todo va bien hasta que el hombre recobra la libertad y con él vuelven los fantasmas del pasado. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en "Stromboli, tierra de Dios" (1950) Rossellini nos muestra a una mujer enfrentada a un entorno geológico inhóspito y volcánico mientras su marido faena en el mar, en "Condenados" tres años después Aurelia (Bautista) juega un papel muy parecido, azadón en mano, destripando terrones estérilmente en los secanos manchegos por tener a su marido en presidio.
Todo cambian cuando llega a la casa de labor un criado nuevo, Juan (Suárez), trabajador incansable que levanta la hacienda y consigue poner en movimiento las aspas del molino harinero. Pero no es solo el sentido del deber el que lo impulsa a trabajar sin descanso. Así lo advierte también José (Lemos) cuando vuelve de la cárcel al cabo de unos años y se encuentra los campos florecientes.
El guion es una excelente adaptación de una obra teatral de José Suárez Carreño. La realización, rica en silencios que dejan hablar a los rostros (durante más de seis minutos no se escucha al inicio ni una sola palabra), se centra en los protagonistas de un trío amoroso que está magníficamente trazado. Juan es el silencioso enamorado, José los celos de Otelo y en medio Aurelia, la mujer llamada a tomar partido.
Queda el pueblo, los hombres que ya han condenado de antemano la casa.
Como fondo música de Beethoven cuidadosamente seleccionada.
Cinta de marcado carácter neorrealista con una excelente iluminación y fotografía que destaca la dureza de los paisajes y de los rudos trabajos campesinos. También en esto recuerda a "Stromboli", lo que allí es la pesca de la almadraba aquí son las escenas de labranza con arados romanos, siega con hoces, trilla y aventado de la parva en las eras.
Los estudiosos de la obra de Mur hablan de su hondo sentido religioso, y ahí están para demostrarlo frases como "Con el favor de Dios" que pronuncia Juan al iniciar el trabajo, o "El molino molerá en agosto, si Dios lo quiere". También del fondo telúrico ya comentado del mundo rural, especialmente en el caso de la mujer, aparentemente en segundo plano, "Bastante hizo para ser mujer" como reconoce Juan al conocer a Aurelia, o "No vuelvas por las tierras, tu lugar es la casa" que le espeta bruscamente su marido. Todo en apariencia, porque al final será la que lleve la iniciativa del desenlace.
Buenas interpretaciones no empañadas por cierta sobreactuación en algunas escenas excesivamente teatrales.
En cualquier caso, una excelente película que recomendamos.
Lafuente Estefanía
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