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Voto de Lafuente Estefanía:
3
Western Calhoun, un viejo pistolero al que todos daban por muerto, llega a un pequeño pueblo tomado por forajidos. Ha regresado con el objetivo de vengarse de sus enemigos, y lo hará con la ayuda de Lauren, un joven impetuoso con el revólver. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de estructura bastante destartalada con un buen comienzo. El pistolero, ¿Blade Maden? (Calhoum) vuelve a su pueblo donde es recibido con cierta frialdad por un antiguo amigo que ahora es el sheriff y con franca hostilidad por su ayudante y antiguo amigo también, Mitch. Todavía vive el borrachín de su padre y su madre a la que deja algún dinero. En las pocas horas que pasa allí le da tiempo a conocer a un joven pistolero, Red (Cameron), al que ayuda en una pelea ("No hay como empezar el día con una buena pelea y acabarla con una mala mujer"), notables escenas de saloon con algunos toques humorísticos, o asistir a la muerte de su padre y matar a sus culpables. Muchas cosas en pocas horas.
Al sheriff no le queda otra alternativa que salir en su persecución hiriendo a Blade en su brazo derecho, el brazo bueno del pistolero. Con el consabido cuchillo quemado extrae Red la bala, pero no puede evitar la infección de la herida que con el tiempo provocará una septicemia generalizada.
En estas condiciones llega al poblado de Santuario junto a la frontera mejicana, donde son bien recibidos todos los perseguidos por la justicia. Algunos "santuarios" de este tipo hemos visto en otras muchas cintas como "La cautivadora" o "La dama de la frontera", la idea, por tanto, no es del todo original. Allí está el Hotel y el Club del Gavilán cuyo propietario, nos enteramos ahora, es el propio Blade, al que respetan y adoran todos los vecinos del pueblo.
Por allí desfilan los grandes bandidos, alguno como Johnny Flandres buscado por sus robos por el que se ofrecían 1.000 dólares de recompensa, que hace decir a nuestro protagonista en un rasgo de humor: "Hoy día todo está sobrevalorado".
Herido en el brazo diestro el pistolero se sabe limitado en sus posibilidades profesionales. El tiempo pasa y la infección prosigue inexorable su marcha. Sabedor de su próximo final arregla las cosas con su amante dejando en manos de su amigo Red que lo despache en un sucedáneo de ¿duelo? con el que concluye la obra. El gavilán se ha vuelto paloma. Una astracanada increíble rematando la faena con un "Era muy importante poder morir con dignidad". ¡Olé! Por cierto el pueblo está decorado con algunos carteles de toros de Málaga.
En fin, una película bastante decepcionante, deslavazada y rara.
Lafuente Estefanía
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