Con la iglesia entera arde también la esposa y la hija de un predicador (Sorbo). La voz de su conciencia lo llama al perdón y a evitar el "ojo por ojo", la de su amargura a acabar con los culpables sin contemplaciones.
Justicia o venganza. Esa es la cuestión.
De momento emprende el segundo camino, pero cambia de idea al tropezarse con los responsables de la matanza que acosan ahora a una joven madre, Maggie (Watros), a su hija Amelia (KIng) y a unos indefensos campesinos que pretenden instalarse en Little Spring donde domina con mano de hierro el codicioso coronel Cusack (Hauser), un hombre codicioso y sin escrúpulos que entiende que "El progreso no llega sin dolor ni sacrificio".
La suerte está echada. Una de tantas cintas con formato de telefilm de venganzas, envuelta en esta ocasión en moralina un tanto empalagosa. Mermelada en la Casa de la Pradera o el en País de Alicia (Caroll) que se cita en una de las lecturas de la niña.
Argumento y guion convencionales, lo mismo que la realización. Personajes planos, sin matices, los buenos son muy buenos y los malos muy malos. Interpretaciones correctas, lo mismo que la ambientación y la música. Pero falta garra y verdadera tensión dramática. Todo fluye mansamente hacia un desenlace inexorable.
Película floja pero que se puede ver si no hay otra cosa mejor.