No es frecuente encontrar a falsificadores de billetes de banco en el western. En el género las cosas suceden a gran velocidad, y hay que tener paciencia (y arte) para hacer billetes falsos y luego distribuirlos en otras ciudades. El más fácil (y rápido) sacar la pistola y asaltar directamente el banco o la diligencia.
Tenemos pues un punto de partida de cierta originalidad, aunque luego la acción tome los derroteros habituales con el cacique de Eagle Pass, un tal Jackson (Dessy) que parece un primo de Chiquito de la Calzada en muy malo. Naturalmente, con la corte correspondiente de sicarios y de fauna de saloon donde destaca la vedette (Polin) que se marca un par de canciones.
Para poner las cosas en su sitio llega precisamente Johnny Ringo (Halsey) que, además, se atreve con una extracción de bala echando mano del consabido whisky como antiséptico y anéstésico, vendas sumergidas previamente en agua hirviendo y el cuchillo como bisturí que ha pasado antes por la llama. No queda muy bien el médico, Doc (Dotte), casinero y jugador con deudas que debe aceptar administrar un veneno a un enemigo de Jackson.
El resto no ofrece ya ninguna novedad argumental en el marco del western mediterráneo clásico. Guion correcto, lo mismo que las interpretaciones, personajes estereotipados, "¡Cuidado con lo que haces, forastero!" Ambientaciones modestas en línea con las limitaciones pecuniarias de la cinta, excepto la mina y las escenas nocturnas que son malas sin contemplaciones.
Se salva la película por la acción, pues hay tensión y una cierta curiosidad por ver el desarrollo del desenlace donde se ofrece alguna discreta sorpresa. Interesante.