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Voto de Lafuente Estefanía:
10
Western El azar obliga a un pobre campesino a sustituir al sheriff para escoltar a Ben (Glenn Ford), un peligroso delincuente, que es, además el jefe de una banda de temibles forajidos. Tras cometer un asesinato, Ben es apresado y escoltado hasta un pueblo, por donde pasa el tren que debe llevarlo a Yuma (Arizona) para ser juzgado. Mientras tanto, su banda prepara su rescate. (FILMAFFINITY)
22 de septiembre de 2021
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si, tres dieces es la calificación que para nosotros merece esta cinta.
El primero por los aspectos técnicos. Comienza con un paisaje fordiano en el que "La diligencia" marcha veloz allá a los lejos. La fotografía, muy contrastada y con magníficos juegos de sombras en los rostros, es sencillamente perfecta. Lo mismo que el uso de los planos picados reduciendo el tamaño de los personajes de abajo en contraposición a los que miran desde arriba. Véase la impresionante escena del entierro tomada desde el punto de vista de la habitación del hotel donde se hallan los protagonistas. Las sombras tan alargadas que se proyectan sobre la calle. Por otra parte, la banda sonora acompaña perfectamente en cada momento, ahí está en la escena del entierro que acabamos de citar el ronco sonido del tambor que tañe el niño que encabeza la comitiva.
El segundo de los dieces lo merece el guion de Halsted Welles, sin fisuras, con un complicado conjunto de personajes cuya forma de ser vamos conociendo poco a poco. No son prototipos o estereotipos, son personas normales y corrientes a las que el destino lleva a una situación límite. Todo ello sin contradicciones, con normalidad, con esa aparente sencillez que solo puede alcanzarse a través de la maestría en la dirección.
Nada tiene que ver Dan Evans (Heflin) cuando contempla impotente la escena del asalto de la diligencia ante la mirada reprobadora de sus propios hijos, como luego de su esposa Alice (Dana), con el que toma la decisión de subir al tren con el preso, "Porque tengo que hacerlo y nada más", después de ver que el borracho del pueblo, Alex Doc Potter (Jones) ha pagado con su vida por esa misma causa.
Tampoco tiene nada que ver Ben Wade (Ford) que no duda en disparar a sangre fría sobre uno de sus compinches y sobre el mayoral de la diligencia (el interés individual subordinado al del grupo), con el que poco después decide quedarse arriesgando su vida con la joven de la cantina, Emma Nelson (Farr), una antigua cantante que conoció tiempo atrás que ha venido a parar allí en busca de un clima seco debido a su tisis con sus frecuentes accesos de tos.
Todo es cambiante. También la actitud de la gente del pueblo que duerme rigurosamente la siesta de una a dos de la tarde. Hasta el sheriff, "Si no es un asesinato no voy a avisarle, si solo se trata de un robo no lo despierto". Valentones primero, tímidos y pusilánimes cuando llega la hora de la verdad. Incluido el orondo dueño de la diligencia asaltada, Grayson Butterfield (Emhardt), o el mismo hermano de la víctima.
Por cambiar lo hace hasta la climatología. En medio de una gran sequía que arruina a los rancheros, 200 dólares necesita Dan para alargar la agonía de sus animales seis meses más, y por ellos va a jugarse la vida a la espera de la ansiada lluvia que parece llegar en los fotogramas postreros.
Y el tercer diez lo merece ese desenlace que tan poco parece gustar a los críticos. No tengan la menor duda, Delmer Daves y Halsted Welles están describiendo por primera vez la historia clínica perfecta de un síndrome de Estocolmo, y eso 25 años antes que Janne Olson retuviera a sus rehenes en el famoso asalto al Banco de Crédito de Estocolmo, que luego dará nombre a esta conocida reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su retenedor. De hecho, bien pudo llamarse "Síndrome del Tren de las 3:10" al que ahora damos el nombre de la ciudad sueca. No hace falta ser un gran psiquiatra para comprobar la tremenda empatía de Ben hacia los Evans. La primera al despedirse en su propio rancho, "Señora, procuraré devolverle a su marido sin novedad". Los infinitos intentos para convencerlo de que lo deje libre, no tanto por "comprar" su libertad con dinero, que también porque conoce sus necesidades económicas, cuanto por salvarle la vida. Y confía y persevera en sus propuestas tratando de ablandar su voluntad, siempre pensando más en salvar la vida de su captor que en la suya propia. Pero estamos hablando de desenlace y esto corresponde a la zona spoiler.
Tres dieces como tres soles para este "Tren de las 3:10", si señor. No dejen de verlo, lo mismo si son aficionados al western como si lo son al cine en general.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lafuente Estefanía
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