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Voto de piensaencines:
6
Musical. Romance. Comedia. Drama Mia (Emma Stone), una joven aspirante a actriz que trabaja como camarera mientras acude a castings, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima en sus carreras artísticas amenaza con separarlos. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2017
473 de 691 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en plena temporada de permios, y nos inunda la avalancha de “películas de premio”, que son casi un subgénero dentro del mundo del cine.
Películas “avaladas” por una larga lista de nominaciones, más o menos compradas por los estudios, que en muchos casos hubieran pasado sin pena ni gloria, y que nos venden como obras maestras o definitivas.
LA LA LAND es un claro ejemplo de este cine. Un refrito de “chico encuentra chica” (o viceversa), con toques vintage, homenajes a los musicales clásicos, pizcas de comedia amable y de melodrama ligero, que no sabe muy bien por cuál de los caminos decantarse y que se queda a medias en todos.
No digo que sea una mala película; interesante sería el calificativo más adecuado, y un poco frustrante también. Frustrante por ese continuado afán por levantar el vuelo sin acabar nunca de conseguirlo. Está montada con brochazos muy desiguales e irregulares que no consiguen salvar una historia bastante endeble y en la que ni el mismo director parece tener demasiada fe.
Tiene mucho desparpajo, frescura en algún momento, pero nunca magia.
Ni siquiera consigue hacer brillar como debiera a una partitura que se convierte en reiterativa y machacona.
Sí, LA LA LAND sólo me ha gustado a ratos, pero no como conjunto. A mí ni me ha llegado ni me ha funcionado toda su primera parte, quizás la más cercana al musical, y sin embargo me ha ido ganando según se iba convirtiendo más en una película y menos en un desvarío. Me ha cautivado, como siempre, Enma Stone, que está inmensa (cuando la dejan) en esta película y que posiblemente sea el pegamento que mantiene unida a LA LA LAND y que le da vida y una cierta credibilidad. Desgraciadamente no está a su altura, al menos no todo el tiempo, Ryan Gosling que abusa un poco ya de su colección de muecas de yerno adorable/canalla y poses estudiadas restándole naturalidad.
Me ha gustado, y mucho, el final de la película, con toda esa secuencia soñada, imaginada o deseada por ambos protagonistas, y que en cierto modo también te incita a ti a soñar con lo que esta película podría haber llegado a ser.
En definitiva, un fenómeno de marketing, una película que veremos porque “hay que verla” y que olvidaremos en cuanto llegue la siguiente “obra indispensable que no te puedes perder”, que seguramente hubiéramos disfrutado más de habérnosla vendido como lo que es.
piensaencines
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