'Black Lagoon' es un retrato crudo sobre los bajos fondos, las mafias y la violencia organizada en un sub-mundo que no se va a la fantasía ni a los poderes sobrenaturales, sino a un reflejo de una realidad oculta, pero que está ahí.
Salvaje, cruel, explícita, sangrienta, psicológica y muy violenta, pero llevada con maestría y una interesante historia de personajes despreciables que sin embargo son menos despreciables que los "enemigos", en un juego en el que no se trata de identificarse con el "bueno", porque no lo hay, sino con el menos "malo". O simplemente inmiscuirte en ellos e intentar comprenderlos.
Aunque si hay que poner un "bueno" ese es Rock, un gris oficinista japonés como tantos otros, que un día por casualidades del destino es secuestrado por la no muy honrosa banda de Dutch (una especie de enorme Samuel L. Jackson), formada también por Benny (un experto informático judío) y Revy, una explosiva pistolera deseosa de matar, maleducada, malhablada y muy borde, que terminará siendo la protagonista de la serie porque es carismática como pocas.
Rock lejos de amedrentarse, decide que quiere cambiar de vida y quedarse con la banda de la Black Lagoon que le ha secuestrado, a pesar de dejar su vida normal y adentrarse en ese peligroso mundo absolutamente falto de moral y valores.
Una serie de acción que va más allá de lo habitual, rozando el "gore" en algunos episodios, pero que cuenta con unas tramas y un guión destacable y bien articulado al contrario de lo que se puede pensar en este tipo de producciones, ya que se plantea el por qué de esa violencia y lo que lleva a ella.
Eso sí, también es verdad que a lo largo de sus dos temporadas (la tercera está anunciada) tiene sus altibajos argumentales, pero es resuelta y mantiene el tipo en todo momento.
La animación es de calidad y muy detallada, estéticamente muy conseguida lo que conforma un conjunto más que apreciable para cualquier tipo de espectador... adulto.