Estamos aquí ante una típica comedia en la que a un huérfano de 35 años le sacan del orfanato para convertirlo en luchador debido a su ENORME tamaño. La verdad es que me sorprendió gratamente el cambio del protagonista, acostumbrado a verle como un luchador que reparte a diestro y siniestro en la lucha libre americana, a un huérfano inocente y tontorrón. Y creo que es aquí donde radica el punto fuerte de la película, en la vis cómica de nuestro protagonista y su capacidad para hacernos reír. Tampoco es una gran película ni se la recomendaría especialmente a nadie pero para pasar un rato no está mal.
Lo mejor: la escena del autobús.
Lo peor: la lucha con el oso es bastante lamentable.