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Argentina Argentina · BOULOGNE
Voto de EKELEDUDU:
1
Terror. Fantástico. Acción. Aventuras Siglo XIX. En los Cárpatos está la misteriosa y mítica región de Transilvania, donde habita el Mal que se hace presente cuando el sol se pone, y donde toman forma los monstruos que protagonizan las pesadillas de los hombres. Enviado por el Vaticano, Van Helsing inicia allí su lucha contra el conde Drácula y las criaturas bajo su control. (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2009
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son unos cuantos: Bram Stoker, Mary Shelley, Robert Louis Stevenson. Personajes de todos los mentados aparecen en este olvidable filme, mezclados en una ensalada rusa mal sazonada con excesivos y mal usados efectos especiales. El anciano y sabio Doctor Abraham Van Helsing, de DRACULA, se ha convertido aquí en el rejuvenecido Gabriel Van Helsing, quien tras dar muerte a Míster Hyde por cuenta del Vaticano, es enviado a acabar con el más famoso vampiro de todos los tiempos, en cuyo castillo se hallan también, entre otros, el Hombre Lobo y el monstruo de Frankenstein.

Semejante mezcolanza puede sonar chistosa, pero fórmulas similares fueron intentadas antes, exitosamente, en el cine y la literatura, siendo el más conocido ejemplo la saga de Harry Potter, en la que vemos con toda naturalidad (me refiero a los libros) centauros, hombres-lobo, perros de tres cabezas, vampiros, basiliscos y dragones entre muchos otros seres fantásticos, todos mezclados con resultados excelentes. El problema es que Stephen Sommers, como ya lo demostró en LA MOMIA, no sabe distinguir dónde termina la buena fantasía para dejar paso al rotundo e increíble disparate. Porque, ¿cuál es el objeto de la fantasía, sino el de hacernos olvidar por un momento que estamos viendo o leyendo cosas sencillamente imposibles? Pero llega un momento en que la credulidad del espectador o el lector, por elástica que ésta sea, dice "basta". Sommers no tiene esto en cuenta.

Peor todavía, no se entiende demasiado a qué apuntaba al dirigir VAN HELSING. El filme es demasiado ridículo para encasillarlo en el rubro TERROR o AVENTURAS. Todo héroe, para lucirse, precisa de un antagonista a su medida. El Drácula de esta película tiene tanta terrorífica majestad como algunos vendedores de panchos (hot dogs, para los no argentinos) de cualquier plaza de nuestra respectiva ciudad. Tanto él como sus novias pecan del eterno defecto de casi todos los filmes sobre vampiros: los colmillos de un kilómetro de largo que los asemejan más a tigres dientes de sable que a auténticos vampiros. Claro que esto, a estas alturas, ya resulta un simple detalle.
EKELEDUDU
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