Haz click aquí para copiar la URL
Voto de AlvaroFaure:
8
Drama Mientras que Accattone se pasa el día metido en las tabernas, Maddalena, la mujer con la que vive, debe ejercer la prostitución para mantenerlo. Cuando Maddalena es detenida y encarcelada, Accatone, privado de su medio de subsistencia, se ve condenado a llevar una vida miserable. Incluso debe pedir ayuda a su esposa legítima, Ascenza, a la que hace años abandonó. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En más de una ocasión me he preguntado a mí mismo si tiene sentido que el lirismo conviva en el neorrealismo. ¿Es coherente hablar de una obra neorrealista que sea al mismo tiempo lírica? Las razones por las que me ando cuestionando esto vienen probablemente de mi nula formación poética –he leído poco de poesía y poco sobre poesía– y de mi visión del neorrealismo como un género retratista, tosco e inmediato.

Para mí, la poesía en líneas generales –desde mi desconocimiento y sin ánimo de generalizar ni limitar el arte– requiere una labor de composición meditada o bien impulsiva en una cierta medida, pero siempre con una voluntad estilística en menor o mayor grado, algo que no termina de casar con mi forma de entender el género, que huye de lo estiloso para buscar lo directo, que reniega de ornamentos para quedarse en lo sencillo no como ejercicio de estilo sino renegando de él al contrario que Bresson, que parecía perseguir el estilo de lo no estiloso.

Algunas obras enmarcadas dentro del neorrealismo ponían en duda la idea de que lo uno no podía convivir con lo otro, especialmente en algunas de las películas tempranas de Federico Fellini, pero no era suficiente: el cineasta italiano se permitía arrebatos de belleza en el retrato que lo alejaban de la tosquedad pero que sin embargo no lo acercaban a la poesía, por hermosa y meditada que fuese aquella última sonrisa de Giulietta Masina.

Tuvo que llegar un poeta a imprimir su visión del mundo sobre el género de lo puramente social para confirmar que, al menos en alguna ocasión, el lirismo puede vivir en lo neorrealista, como atestigua su maravillosa escena onírica, envuelta de un halo extraño, incómodo y casi fantasmagórico que recuerda inevitablemente al momento en que el profesor Borg de «Fresas salvajes» contempla su propio cadáver.

Así, por el uso que Pasolini hace de la música de Bach como medio de ensalzamiento de sus desclasados y por el tratamiento formal, medido y armonioso de la historia a través de la imagen, hay lirismo en una «Accattone» que, al mismo tiempo, documenta las miserias de los suburbios de Roma con la minuciosidad y la condena aleccionadora del neorrealismo más puro.

Pasolini reviste así su obra de algo único que lo posiciona desde su primer trabajo como un cineasta a tener en cuenta, interesado por la experimentación formal y las nuevas miradas en lugar de como un retratista más en una realidad injusta que necesita ser contada.
AlvaroFaure
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow