El cine de acción, y mas concretamente el cine de artes marciales, siempre ha estado un poco menospreciado dentro el circulo de críticos especializados que por costumbre tienden a ver este tipo de films como productos de "mucho ruido y pocas nueces". En Miami Connection hay mucho ruido, pero también un par de nueces. Me explico. Sacar adelante una película de este calibre, por muy cutre que parezca, no es fácil. Se necesita tiempo, dinero y cariño para que la maquina funcione. Y aunque las dos primeras no se reflejen demasiado, si hay mucho cariño por hacer algo bueno. Y eso es más que suficiente.

¿Qué quiero decir con esto? Que Miami Connection, dentro de sus posibilidades, es una película extremadamente entretenida. Y es que este no es un estilo de cine para críticos, ni para ver en familia (ese gore que siempre se agradece no es moco de pavo). Es un cine para el disfrute, con sencillez y humildad. Las actuaciones son malas, hay escenas (las catas de Y.K. Kim por ejemplo) que sobran o se hacen muy largas, es previsible... pero... ¿y qué?. Tenemos rock, tenemos ninjas, tenemos artes marciales, tenemos gore y mucha, mucha diversión.

La película no es gran cosa, como podéis imaginar, pero el ver como un grupo de amigos fueron capaces de parir esta joya de la serie B (Z?) es digno de admiración.

No tendrá muchas cosas, pero alma, le sobra.