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Voto de astimegoesby:
7
6,5
136
Drama
Narra el sufrido rodaje de "Roma, città aperta", la obra maestra de Roberto Rossellini filmada en 1946. (FILMAFFINITY)
14 de enero de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para Juan Antonio Bardem es la mejor película sobre el "CINE dentro del CINE" que se haya hecho jamás. "Celuloide" expone muchas de las innumerables trabas que los prejuicios de producción, distribución y exhibición suelen plantear a quienes realmente producen –es decir, crean– una película. En este caso, a su director y a su guionista. Ejemplo: "Roma ciudad abierta" no es lo que quiso Giuseppe Amato, el productor que le retiró los víveres cuando se cansó de insistirle a Rosellini para que la convirtiera en una comedia... pero tampoco estuvo tan lejos de serlo. Por lo menos a juzgar por el Rosseillini constantemente acosado por los imprevistos que vemos aquí.
El veterano realizador Carlo Lizzani describe de manera maravillosa la atmósfera de fervor artístico que rodeó la preparación, el rodaje y la distribución del precursor título neorrealista. Las diferencias entre las visiones del guionista y del director son el eje argumental de la cinta. Amidei prefiere una visión más particular e íntima, mientras que Rossellini se inclina por una visión más trascendental y universal.
La recreación de la época es muy cuidada y realista, con un excelente grupo de actores que se asemejan físicamente a los del film homenajeado. El guión transmite lo exitante y asombroso del proceso creativo cinematográfico. Es un hermoso tributo al gran film de Rossellini.
"Celuloide" exhibe algunas imágenes del film original, pero nunca las utiliza para enfangarse en el recuerdo. Es mucho menos sensiblera que "Cinema Paradiso", pero mil veces más honesta. "Celuloide" no reverdece viejos laureles, sino que explora las circunstancias tangibles, y ocultas, que les tocó vivir a sus creadores. Lo suyo son las bambalinas del rodaje, pero no tanto en el plano técnico (nada que ver con "La Noche Americana", en la que Truffaut rendía homenaje a los oficios del cine) como en el de la elaboración. En este sentido, la materia prima fundamental es el enfoque político.
El veterano realizador Carlo Lizzani describe de manera maravillosa la atmósfera de fervor artístico que rodeó la preparación, el rodaje y la distribución del precursor título neorrealista. Las diferencias entre las visiones del guionista y del director son el eje argumental de la cinta. Amidei prefiere una visión más particular e íntima, mientras que Rossellini se inclina por una visión más trascendental y universal.
La recreación de la época es muy cuidada y realista, con un excelente grupo de actores que se asemejan físicamente a los del film homenajeado. El guión transmite lo exitante y asombroso del proceso creativo cinematográfico. Es un hermoso tributo al gran film de Rossellini.
"Celuloide" exhibe algunas imágenes del film original, pero nunca las utiliza para enfangarse en el recuerdo. Es mucho menos sensiblera que "Cinema Paradiso", pero mil veces más honesta. "Celuloide" no reverdece viejos laureles, sino que explora las circunstancias tangibles, y ocultas, que les tocó vivir a sus creadores. Lo suyo son las bambalinas del rodaje, pero no tanto en el plano técnico (nada que ver con "La Noche Americana", en la que Truffaut rendía homenaje a los oficios del cine) como en el de la elaboración. En este sentido, la materia prima fundamental es el enfoque político.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
"Roma, ciudad abierta" se origina cuando Rossellini y el guionista Sergio Amidei (Giancarlo Giannini) deciden hacer un film sobre Roma bajo la ocupación alemana. La búsqueda de actores es uno de los elementos más deliciosos de la obra. Aldo Fabrizi, quien interpreta al cura, es un famoso cómico de vaudeville; Anna Magnani es una conocida actriz y cantante de cabaret; la amante de Amidei es reclutada para interpretar a la traidora Marina; otros papeles son interpretados por actores aficionados cuyo aspecto físico Rossellini encuentra apropiado. Al joven Federico Fellini le tocó la dura empresa de convencer a los actores de que trabajen prácticamente por nada y de adaptar los diálogos al habla propia de Roma. Varios productores abandonan la empresa en medio del proyecto.