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Voto de Espárrago:
7
Comedia Julio (Javier Cámara) y Ana (Griselda Siciliani) hace más de quince años que están juntos. Forman una pareja que ya no se mira ni se toca, y que ha hecho del combate diario la esencia de su relación. Esta noche Ana ha invitado a casa a sus vecinos del piso de arriba, Salva (Alberto San Juan) y Laura (Belén Cuesta), una pareja más joven que ellos, amable y simpática, pero cuyos “ruidos” se han convertido en una molestia para Julio y ... [+]
8 de noviembre de 2020
53 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que para otros es Tenet, para mí es “Sentimental”.

Como estudiante de cine tengo la necesidad de desarrollar un sentido crítico hacia un tipo de cine. El cine ausente de un estilo y autoría propios. El cine de repetir fórmulas que funcionan. El cine hecho por y para el espectador. El cine que no explora nuevas formas y lenguajes.

Esto me impide muchas veces disfrutar de numerosas películas, porque me es imposible experimentar la famosa suspensión de la incredulidad.

Aunque hay a veces que la excepción modifica la regla. Como en este caso, con “Sentimental” de Cesc Gay.

Ayer, durante todo el metraje, disfruté como un niño. Y no me pasaba esto desde que vi (salvando las distancias) la obra maestra de Maren Ade.

Conseguí dejar de lado su artificial empaque estético; compuesto por una excesivamente postiza dirección de arte y una planificación desacertadamente clásica. Puesto que aquí todo gira en torno al guión y a la interpretación, algo que no sorprende siendo este film una adaptación teatral. Sin olvidarnos de una dirección de casting sobresaliente.

Porque Cesc Gay dialoga y dirige actores como pocos en este país. Y sus películas pueden sustentarse en eso. Sabiendo además transitar con solvencia por diferentes géneros.

El guión de “Sentimental” te dice en todo momento por donde tienes que pasar como espectador, pero yo lo acepto y me dejo llevar. Porque su mayor virtud reside en poder hablar de problemas profundos y reales a través de conversaciones perfectas, superficiales, absurdas, exageradas e hilarantes.

Además creo que ayer hubo algo más allá de la película, algo que trascendió la pantalla.

Cada vez soy más partidario de que el cine se tiene que ver en el cine. Las condiciones de un visionado son claves.

En la situación en la que se encuentra nuestro país poder ir al cine es ya una suerte, pero ver qué la sala está llena (dentro de las restricciones) y que encima es para ver una película española, es un lujo. No solo eso, el hecho de compartir con gente tanto cercana como anónima tantas risas y carcajadas en un espacio común durante más de una hora, es una muy buena noticia; entendiendo las carencias de convivencia de nuestra sociedad actual.

Y a todo esto se le suma que “Truman” fue una de esas películas que avivó con creces mi pasión por el cine cuando tenía catorce años.

Graciés Cesc.
Espárrago
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