La sinopsis de esta película (adaptación de hechos reales), nos habla de un padre que cría a un hijo de cuatro años sin madre. El padre, limpiacristales en Belfast, va a morir en poco tiempo. El film obvia esta parte médica, terrible, para centrarse en la relación entre hijo y padre y en la mayor preocupación de este: encontrar para su hijo de cuatro años una familia o una persona que lo adopte.

La película es una galería, por tanto, de familias y personas (las que viven solas) que son candidatas a esa adopción: en general buena gente, aunque no se omite lo desagradable de la naturaleza humana.

Todo el mérito de un film con este argumento se halla en el tratamiento: el director, como comentábamos, omite la parte médica y, parcialmente, los estragos de la enfermedad. Son las últimas semanas de la vida de una persona, de un padre, y hay un objetivo: garantizar una vida plena a su hijo.

Narrada de forma contenida, rehuyendo lo melodramático, y dejando vernos la dignidad de ese padre. Maravillosa interpretaciones de James Norton y Daniel Lemont. (Cómo un niño puede expresar lo que expresa este niño ante la cámara es un misterio para mí).